A finales de agosto vi a Raphael en Nueva York. Concretamente, en el aeropuerto Kennedy… y durante cuatro capítulos de Raphaelismo. Les pongo en contexto, porque la historia es curiosa y enlaza con lo que hoy les quiero contar.
Embarqué en un avión de Madrid a Washington el pasado 29 de agosto. El vuelo era el IB6131 y el aparato programado un Airbus A330 bautizado como ‘Madrid’. Tiré del hilo al verlo para saber el momento en que Iberia lo incorporó a su flota. Buscando en la hemeroteca encontré la noticia de su bautizo, un 28 de abril de 2014: “Al acto ha acudido la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente de IAG, Antonio Vázquez…”
Diez años más tarde ninguno sigue en su puesto. El único relacionado con lo que hacía en ese momento era su anfitrión: Luis Gallego, entonces presidente ejecutivo de Iberia y hoy CEO de IAG, la matriz en la que está integrada la aerolínea, junto a British, Vueling, Aer Lingus y Level.
Al caso y antes de irme de nuevo por las ramas: el Barajas-Dulles de aquel día fue un vuelo suave y tranquilo, de esos que de no ser por su excelente tripulación atendiendo el servicio a bordo y la seguridad, hubiera sido de los que no dejan huella: se sale en hora del origen y se llega al destino tal y como estaba previsto: rápida y puntualmente. Sin embargo…
Volar en óvalos
…cuando quedaba poco más de una hora para llegar a la capital de EE.UU., noté como el Airbus empezó a virar, viró de nuevo y repitió el viraje por tercera vez. Para comprobar si era sólo una sensación o las maniobras eran notables, consulté el canal de información del vuelo en la pantalla. En el mapa digital vi que la línea recta desde España se había transformado en un óvalo en el ultimo tramo. Ya cerca de la costa este de Nueva Jersey no seguíamos avanzando. Algo que corroboró el comandante al cabo de unos minutos.
Hablando desde cabina a todo el pasaje, el comandante Guzmán nos informó que los coletazos de una DANA estaban afectando a varios aeropuertos de la zona, entre ellos el de Washington-Dulles, que estaba cerrado al trafico aéreo. Esperaríamos un rato más en el aire para ver si las condiciones cambiaban y de no ser así, nos dirigiríamos a un aeropuerto alternativo.
“El vuelo acaba de dejar de ser intrascendente y quizá luego haya algo que contar sobre este viaje”, pensé. Y miren: ya se lo estoy contando por aquí al cabo de unas semanas. En ese momento, ante la perspectiva de seguir volando un buen rato, volví al menú de entretenimiento. Pasando pantallas encontré algo en lo que no me había fijado: ‘Raphaelismo’, definido como “el documental definitivo sobre Raphael”.
Reconozco mi debilidad por Miguel Rafael Martos Sánchez y reconozco también que hace años renuncié a ser cliente de la antigua telefónica, así que ver esta serie de Movistar Plus+ en vuelo era una buena oportunidad para disfrutar finalmente del trabajo que Charlie Arnaiz y Alberto Ortega dirigieron el 2021. Me atrapó desde el primer minuto.
Y Nueva York
Como no se puede volar sin ir a ninguna parte, al ser informado que la situación no mejoraba en Washington y también afectaba a Filadelfia, desde la cabina de vuelo se nos infirmó que iríamos al aeropuerto alternativo: Nueva York. El vuelo siguió y fuera de programa, el ‘Madrid’ de Iberia aterrizó en el JFK, aunque esta historia continua.
Para no afectar a los pasajeros de llegada ni los que esperaban en Washington para regresar a España en ese avión, el comandante se informó sobre las condiciones en Dulles. Estas que habían mejorado, y decidió repostar para hacer un vuelo extra hasta el destino original, informando de ello al pasaje, que recibió la noticia con agrado.
Mientras todo esto sucedía y ya que como pasajero no podía hacer otra cosa que entretener la espera, seguí con más capítulos de Raphaelismo. Pude ver la serie hasta el final aun en tierra, pues la congestión crónica del aeropuerto se vió agravada al ser ese día el alternativo de otros y recibir aún más aviones de lo normal. El ‘Madrid’ de Iberia estuvo preparado para salir de inmediato, aunque no pudo hacerlo. Estuvimos literalmente parados en una esquina de la plataforma esperando nuestro turno de salida. Raphael, su familia y su entorno seguían recordando pasado y presente de la carrera… y el Airbus regresó a la terminal.
El comandante se volvió a dirigir al pasaje, esta vez ya desde la cabina principal, para informarles que habían hecho todo lo posible por llegar al destino programado, aunque ya por limites de actividad no podían extender más su jornada de trabajo. Se trataba de un tiempo de trabajo que legalmente no podían desarrollar. El esfuerzo de toda la tripulación, con Agustín Guzmán Rodríguez como comandante merecen recuerdo y agradecimiento. Es importante coincidir con gente que hace todo lo posible porque las cosas sean más fáciles, amables… y lo expliquen.
Como colofón: llegué finalmente a Washington, aunque fue en autobús, con el resto de los pasajeros del IB6131. La historia un añadido de cinco horas largas de viaje. Hubo una única parada en una estación de servicio de Delaware inaugurada por el mismísimo Joe Biden. Una placa dorada y una gran foto con el que parecía dueño de la gasolinera y espacio comercial lo atestiguaban.
La vida a veces es esto: un día estás tranquilamente volando, bebiendo un vaso de agua con limón mientras escuchas Rachmaninoff sobre el océano… y horas más tarde estás comprando una Coca Cola en una gasolinera en un lugar en el que nunca hubieras imaginado. Como no te tomes a bien o relativices estos giros de guion, molestarte o relativizar es cosa tuya.
Al Caso: la ONT
Todo lo anterior es un prólogo, un largo prologo, para hablarles de algo bonito e importante. Vuelvo brevemente a la serie documental: en el tercer capítulo se habla de la enfermedad del cantante. Raphael sufría cirrosis hepática, una enfermedad que fue a peor. Su salud llegó a ser tan frágil, que su vida acabó dependiendo de una donación de hígado, cosa que sucedió hace más de 20 años: el 1 de abril de 2003. Ese día, su familia recibió una llamada: había donante y posibilidad de trasplante.
Emociona el momento del documental en el que miembros de su familia rememoran ese momento de “puede haber prorroga” al recibir la llamada que confirmaba todo ese movimiento coordinado por la ONT, Organización Nacional de Trasplantes, la institución creada en 1989 por el nefrólogo Rafael Matesanz y que ha convertido a España en líder mundial en numero de donantes. Una organización y una solidaridad por parte de quien cede, de lo que estar muy, muy orgullosos.
Conocer los detalles de este trasplante me llevó mentalmente al pasado 20 de junio. Ese día se celebró el 25 aniversario del COPAC, Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial. Se hizo con un acto que tuve el placer de presentar en el aeropuerto de Cuatro Vientos. De lo mucho que se habló ese día ante un público formado por una mayoría de aviadoras y aviadores, una de las partes que más me gustó fue conocer las experiencias con los profesionales del aire por parte de tres organizaciones: la ALA o Asociación de Líneas Aéreas, la SASEMAR o Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima y la ONT.
Fue una lástima no disponer de más tiempo esa tarde y no poder escuchar todo lo que tenían que contarnos sus tres representantes, aunque en el tiempo de cóctel si tuve esa suerte. Me encantó la función y pasión con la que explicaba su trabajo Rebeca Bajo, enfermera que lleva ya 10 años en el equipo de coordinación de la Organización Nacional de Trasplantes. Junto a un equipo de 13 personas, ella se encarga de poner en marcha operativos para algo tan impresionante como salvar vidas cuando otras que se extinguen: los órganos que iban a dejar de ser útiles para una persona pueden ser vitales para alguien que esté en espera.
Aviones de vida
Supe que para los trasplantes se recurre al criterio de proximidad y rapidez. El tiempo de traslado es fundamental para no perder los órganos. A eso se le llama el tiempo de isquemia. Si un pulmón tiene cinco horas de vida fuera de un cuerpo, un hígado tiene, por ejemplo, ocho horas. De ahí que, de no ser un traslado de un centro sanitario a otro muy cercano, se recurra a la aviación.
El año pasado la ONT activó 924 operativos aéreos para el trasplante de 974 órganos, con los aeropuertos de Madrid y Barcelona como los principales en los que despegaron y aterrizaron estos aviones que transportan la esperanza de prolongar la vida en neveras. Cajas plásticas muy similares a las de playa. Con ellas, muchas veces viajan los equipos médicos para ciertas intervenciones.
A lo largo de 2023, además de Barajas y El Prat, los principales aeropuertos que tuvieron vuelos relacionados con la ONT fueron A Coruña, Sevilla, Valencia y Murcia. En realidad, todos los aeropuertos y bases aéreas españolas están y se ponen a total disposición de esta organización, dando absoluta preferencia a estos vuelos durante el horario normal, alargándolo si es necesario o abriendo la instalación fuera de su horario operativo si el avión con el equipo médico o el órgano necesitan llegar o salir de inmediato.
Reconforta saber todo esto, como también lo hace saber que quizá en un vuelo comercial en el que viajamos podemos estar acompañando a un órgano transportado en la cabina de pilotos. En el caso de Vueling, en 162 de sus vuelos de 2023 sus aviones lo hicieron. También 93 de Iberia, 38 de Air Europa, 16 de Iberia Express y cinco de Air Nostrum volaron con una posible ‘vida extra’ a bordo.
Y como la rápida reacción es fundamental, cuando los vuelos comerciales regulares no son los más adecuados por tiempo, las coordinadoras de la ONT como Rebeca Bajo, recurren a compañías de aviación privada, cuyos jets corporativos van de aeropuerto a aeropuerto de España en tiempo récord gracias a la coordinación de todos: desde controladores a servicios de tierra, personal del aeropuerto y, por supuesto unos pilotos a los que estas misiones sin guión prestablecido hasta poco antes de su activación les motivan.
Pues de esto les quería hablar hoy: de la ONT, de la importancia de la existencia de una organización con una misión tan encomiable, de gente tan linda como Rebeca y sus compañeras, de la solidaridad que se activa con estos operativos y de que, vista con esta perspectiva, la vida merece la pena y la aviación hace posible que muchas personas tengan segundas oportunidades.
Y aquí, ya que esta pieza es de opinión, les voy a pedir una cosa: consideren la posibilidad de ser donantes de órganos. Para ello es importante que transmita a tus seres queridos su deseo de ser donante si no ha dejado constancia de ello por escrito. Yo ya lo he hecho.
Por cierto, el pasado 30 de septiembre vimos a Raphael. Esta vez en directo y en Barcelona. Con 81 años y pasados 7.853 días de su trasplante de hígado, el cantante estuvo enorme sobre el escenario del Gran Teatre del Liceu.