Hubo un tiempo en el que los hombres estaban obligados a llevar bigote. Esto sucedió en Francia hasta 1933 y se ciñó al entorno militar, pero qué duda cabe que dejó su impronta bien arraigada en el ámbito civil. Húngaro, imperial, setentero, a lo Dalí… A lo largo de la historia ha sido considerado símbolo de virilidad, pero también indicativo de clase, sabiduría y autoridad. Hoy el bigote o mostacho (bigote especialmente grande) regresa con fuerza para adornar el labio superior de los dandies modernos. Y qué mejor forma de rendirle pleitesia que con una de las fragancias más emblemáticas que reinó con honores como uno de los imprescindibles del grooming masculino: Moustache, creada en 1949 por el gran Edmond Roudnitska y su esposa Thérèse a petición de Marcel Rochas.
Hoy, setenta años más tarde, se retorna a la fórmula original, para deleite de nostálgicos, y se actualiza gracias al ingenio de Natalie Gracia-Natto. La nueva Moustache Eau de Parfum (85 €, 125 ml.) sustituye la bergamota y el limón de la fórmula de 1949 por la mandarina y las bayas rosas; el cedro y la rosa búlgara reemplazan a la balsámica lavanda, el nerolí y la violeta; pero el pachuli permanece, manteniendo su punto terroso y húmedo –aliado al matiz oriental y avainillado del benjul– y reposando en una base amaderada que le da profundidad, calidez y un punto vibrante y viril muy tórrido…