El auge y la democratización de la tecnología han provocado un efecto disruptor en todos los ámbitos socieconómicos. La sanidad es uno de los campos donde más se ha avanzado en las últimas décadas y en el que se prevé una mayor transformación gracias al uso del Big Data y la expansión de internet.
El sector sanitario es, junto con el financiero, uno de los que más ha apostado por la transformación digital para atender las necesidades de una sociedad cada vez más envejecida, sobre todo en los países occidentales. Las posibilidades que ha creado la denominada cuarta revolución industrial han modificado al mismo tiempo la oferta y la demanda de servicios, creando un nuevo tipo de paciente que conoce a fondo sus necesidades y que reclama cada vez más calidad a los proveedores sanitarios, tanto en el ámbito del sector privado como en el de las Administraciones Públicas.
Según Ametic, la patronal que representa a la industria digital española, las nuevas tecnologías aplicadas a los servicios sanitarios suponen la oportunidad de desarrollar un nuevo sector industrial de alto valor añadido y alta cualificación de sus profesionales que es beneficioso para la economía. No en vano, la transformación digital es determinante para el crecimiento del PIB y del empleo en los países donde avanza a velocidad de crucero. Las estimaciones más conservadoras apuntan a que un alto nivel de digitalización en Europa aportaría 2,5 billones de euros a la economía comunitaria en el año 2025, lo que supondría un incremento del 10% sobre las previsiones de crecimiento actuales.
Además, los costes de la Administración Pública se reducirían hasta un 20% y se elevaría la productividad también en el mismo porcentaje gracias a la citada transformación. De hecho, los datos constatan que la digitalización aporta beneficios económicos a Europa desde hace tiempo: entre 2001 y 2011 un 30% del crecimiento del PIB europeo se debió a la expansión de la digitalización, según los datos publicados por Ametic.
Personalizar servicios
En este contexto el sector sanitario es una de las palancas que está permitiendo a España impulsar de forma determinante su grado de digitalización. Uno de los ejecutivos del sector que más cree en ello es Iñaki Ereno, CEO de Sanitas, que en declaraciones a Forbes considera que este proceso de transformación es, al mismo tiempo, “un reto y una oportunidad para todos los agentes de la sociedad”: desde los que ya se han involucrado en el mismo hasta los que todavía son reticentes a embarcarse en él. “Entre todos, tenemos que lograr que esta situación se revierta y podamos avanzar más rápido en la digitalización de nuestra sociedad y, por tanto, de nuestra economía”, apunta Ereño en referencia a los directivos que todavía no han dado el paso para zambullirse de lleno en la nueva era digital.
El momento actual es clave y el sector sanitario no puede perder el tren. No sólo se trata de ofrecer servicios utilizando las nuevas tecnologías, sino de modificar el ADN de las compañías, especialmente en la gestión de los recursos humanos que son indispensables para adaptarse a la nueva realidad de la manera menos traumática posible. Según el informe Top 25 Profesiones Digitales, publicado por Inesdi Digital Business School, el año 2017 marca “el inicio de la década de mayor transformación laboral, donde las compañías potenciarán el talento con las competencias digitales”.
“La digitalización trae consigo beneficios como la automatización de los procesos y tareas, permitiendo que los empleados agilicen su labor diaria y mejoren su productividad. Por otro lado, la incorporación de nuevos perfiles ayuda a mejorar los servicios y las compañías debemos trasladar a todos nuestros empleados ese cambio de cultura. Los trabajadores son, junto con los clientes, la pieza clave en torno a la que gira el proceso de transformación digital y sólo conseguiremos que éste sea un éxito si involucramos a toda la organización”, explica Ereño.
Siguiendo esta filosofía, la industria sanitaria está adoptando iniciativas para alcanzar su principal objetivo: que la provisión médica se acerque al paciente, personalizando los servicios y ayudando desde el sector privado a complementar la labor del sistema público. Todo ello sin olvidar que el futuro está en la prevención y en la gestión de las enfermedades crónicas, “que por fin tendrán el peso que se merecen, ya que ahora mismo de la tarta de la salud el 95% de los recursos están dedicado a la curación”, apunta el CEO de Sanitas.
Para lograr todos estos objetivos la palanca es la transformación digital, entendida más como un proceso de adaptación continua que como un elemento estático que se limite a adoptar planes de renovación de equipos informáticos y aportar servicios de atención online. Tal como explica a Forbes el profesor del IE, Enrique Dans, el sector sanitario “está aprovechando la reducción de la fricción que proporciona la tecnología, que hace que las distancias se reduzcan, que el factor tiempo no sea tan relevante y que los servicios se presten de una forma más eficiente y con un menor coste” para la empresa y para el paciente.
Más información
El potencial que aportan las nuevas tecnologías al campo de la salud es enorme. “El empoderamiento de los ciudadanos es, sin duda, una realidad. La accesibilidad a la información ha ido creciendo gracias a los nuevos canales y plataformas, las personas cada vez demandan más información y el fenómeno del doctor Google está a la orden del día. Por esta razón, es imprescindible ya no solo ofrecer una atención presencial al paciente, sino también telemática, tanto para el diagnóstico y cura de enfermedades –siempre que la patología o malestar lo permita– como para la prevención y la atención de los pacientes más dependientes”, explica el director general de Transformación y Sistemas de Quirónsalud, Adolfo Fernández–Valmayor.
“En el centro de la estrategia ya no debe estar sólo el ciudadano a secas, sino el ciudadano empoderado, que es aquel que cuando va a consumir un producto, acudir a un centro o a disfrutar de un servicio ya sabe, en gran medida, lo que le espera porque gracias a la nuevas tecnologías accede a estos servicios previamente informado y documentado por el ejercicio previo de búsqueda que ha realizado. Sin duda, la digitalización de la sanidad está convirtiendo a los pacientes en actores de la gestión sanitaria”, añade el directivo.
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En el caso particular de España, nuestro país ha experimentado un fuerte auge en los últimos años, tanto en la incorporación de las nuevas tecnologías al campo de la salud como en el desarrollo de nuevos tratamientos, servicios y vías de investigación. “Pero también es cierto que aún nos queda mucho camino por recorrer en el campo de la digitalización de la sanidad en nuestro país para superar algunos desafíos actuales y todos los retos que nos plantea el futuro”, considera el directivo de Quirónsalud.
Buena posición de España
El último Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), el barómetro del progreso digital publicado por la Comisión Europea, revela que España se sitúa por encima de la media comunitaria en desarrollo digital al ocupar el décimo lugar, seis puestos más que en 2014, debutando a su vez en el quinto puesto en la rúbrica sobre usuarios de servicios de salud electrónicos.
Otro de los elementos fundamentales de la transformación digital sanitaria es que se produce en un contexto histórico en el que los retos demográficos llegan de la mano de las restricciones presupuestarias que cercenan la capacidad inversora de los Estados. En este escenario la colaboración público–privada es una llave que puede desbloquear esta situación, especialmente en Europa donde los sistemas públicos tienen un elevado peso en los modelos asistenciales.
“El sector privado en la sanidad está llamado a complementar al sistema público. Uno no podría subsistir sin el otro, y viceversa. En ambos, la inversión en las TIC sanitarias se revela como fundamental para ofrecer un servicio más flexible y rápido al ciudadano. Está demostrado que la digitalización de estructuras y procesos repercute en un mejor servicio y por lo tanto es clave para el diseño de la sanidad del siglo XXI en la que la gestión de las listas de espera es uno de los retos principales”, argumenta Adolfo Fernández-Valmayor.
No obstante, para que este proceso de adaptación al nuevo entorno se realice con éxito las Administraciones Públicas deben ser conscientes de que la tecnología no es un enemigo a batir, sino un aliado sin el cual será imposible mantener los servicios asistenciales en el futuro. Así lo considera Andrés Martínez, senior manager de Deloitte Digital que explica a Forbes que “las dificultades regulatorias del sector limitan las posibilidades de interacción con los clientes y provoca una adaptación lenta y desordenada para adaptarse al nuevo entorno digital, ocasionando que no haya habido ninguna disrupción que haya modificado de forma revolucionaria los modelos de negocio sanitarios”.
Pero a pesar del bloqueo burocrático, el mercado se abre camino, una tendencia que se agudizará en los próximos años gracias a la irrupción del denominado internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), el uso de dispositivos electrónicos conectados a la red que acompañan al usuario cada día (los wearables) y la capacidad del Big Data para agrupar toda la información que proporciona la revolución digital y traducirla en una mejora de la oferta de servicios sanitarios, tanto en volumen como en calidad.
Las aplicaciones de salud asociadas a wearables y la inversión en biosensores han aumentado exponencialmente en los últimos cinco años y su uso, unido a la aparición de servicios como la telemedicina, la monitorización digital de los pacientes o la medicina personalizada, está posibilitando disponer de información en tiempo real tanto de la salud como de la calidad de vida; establecer un nuevo modelo de relación médico-paciente; y prevenir enfermedades. “O lo que es lo mismo, está transformando la atención médica y, consecuentemente, propiciando la aparición de nuevos modelos de negocio innovadores, tal y como ha ocurrido en otras industrias”, destaca el senior manager de Deloitte.
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Hay dos grandes líneas en esta evolución digital dentro del sector sanitario. Por un lado, estamos ante una revolución de los datos que en los próximos años transformará la forma de diagnosticar, permitirá la personalización de tratamientos, ayudará a identificar factores de riesgo, tratamientos preventivos y posibles efectos secundarios de medicamentos y tratamientos, mejorando los resultados y la productividad de las compañías.
Por otro lado, tal como explica Andrés Martínez, los hábitos de los pacientes están cambiando, lo cual está sirviendo a su vez de catalizador de la transformación digital de la industria estableciendo las bases para la aparición progresiva de algunas disrupciones: el hogar se convertirá en lugar habitual para el cuidado y seguimiento rutinario de la salud a través de plataformas digitales; los hospitales estarán reservados para el tratamiento especializado, la traumatología y las emergencias; muchos de los contactos médico-paciente se realizarán de manera virtual y serán informados con evidencias del entorno real; y gran parte de las consultas rutinarias se realizarán por vídeo disminuyendo drásticamente el coste sanitario.
“Si bien algunos mercados están más evolucionados que el español, es cuestión de tiempo que nuestra forma de entender la salud y el sistema sanitario cambie sustancialmente en los próximos diez años. Todas las empresas del sector deben concienciarse, a nivel transversal en todas sus áreas, de que seguir apostando por la digitalización resulta crítico para mantener la competitividad y que la demora en su aplicación supone perder una ventaja competitiva”, concluye el directivo de Deloitte.
Volviendo al caso español, nuestro país tiene motivos para el optimismo, aunque también existen problemas que es necesario afrontar antes de hablar de una transformación digital exitosa en el sector sanitario. Jesús Galván, vicepresidente de la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS) recuerda que nuestro país dispone de una implantación de Historia Clínica Digitalizada de las más amplias en toda Europa y ha digitalizado los procesos corporativos junto con la inmensa mayoría de servicios propios del sector, como los relacionados con imagen diagnóstica y de tratamiento, laboratorios y flujos de actividad asistencial, “lo cual confiere al Sistema Nacional de Salud un potencial casi único”.
Sin embargo, Galván cree que el reto más importante en el momento actual, es conectar de forma segura y con las adecuadas garantías de privacidad toda esa ingente cantidad de información organizada en múltiples silos poco comunicados entre sí. “Ello requiere una mayor y mejor disposición para la cooperación entre los gobiernos del Estado y autonómicos, así como considerar esta acción como una gran prioridad política. La generación de arquitecturas de información de nueva generación debería tener una consideración parecida a la infraestructura para el transporte de personas o del agua o de la energía”.
El vicepresidente de SEIS defiende además que desde el ámbito público se debe tomar conciencia de que el incremento de las asignaciones presupuestarias tiene que acompañarse de una mejora general de la eficiencia gracias, en parte, a las diferentes formas de colaboración con las empresas privadas. “En todo caso la transformación digital que precisamos ya con carácter urgente no será fruto de una generación espontánea; necesita una acción proactiva de las Administraciones Públicas y la construcción de una nueva infraestructura que aporte sostenibilidad de todo el sistema de servicios de salud y sociales”.
En la medida en que el sector público tome conciencia de la magnitud del cambio que ya está en marcha, España podrá mantener su posición como referente internacional en materia sanitaria. Para ello será indispensable que desde el ámbito político se abandone la demagogia y se ponga toda la atención en cubrir las necesidades de una sociedad que cada vez necesitará más al sector sanitario.