Cada vez más el universo digital va encontrando caminos para tratar de mejorar nuestro presente y el mundo de la sanidad no podía ser una excepción. Carmen Sánchez Gómez-Casuso (Santander, 29 años), ingeniera biomédica, máster en Innovación y Emprendimiento y Gestión Internacional, trabaja en primera línea de unos cambios tecnológicos que podrían estar sacados de un capítulo de Black Mirror, la famosa serie británica. Sánchez lidera una alianza multisectorial llamada Consorcio DTx que agrupa empresas farmacéuticas, tecnológicas, de telecomunicaciones, aseguradoras, startups, centros de innovación y asociaciones de pacientes con el objetivo promover el uso de terapias digitales en el sistema sanitario. La idea es aprovechar la tecnología para ofrecer soluciones alternativas a las puramente farmacológicas, ahorrando costes a la industria y sufrimientos innecesarios a los pacientes. Un empeño loable nos explica con detalle Carmen Sánchez.
¿De dónde le viene el interés por la biomedicina?
Siempre me había apasionado la intersección entre el mundo de la salud y el de la tecnología. Sabía que quería dedicarme a mejorar la vida de las personas y veía los nuevos avances en ingeniería una oportunidad única para buscar nuevas formas de solucionar problemas de gran impacto. Cuando descubrí la carrera de ingeniería biomédica, no lo dudé, supe que era a lo que quería dedicarme. Una vez dentro de este mundo veía que en España se realizaba investigación de primer nivel, pero que luego muchas veces no llegaba al mercado. Ahí fue cuando decidí enfocar mi carrera en innovación y estrategia en salud, intentando formarme y trabajar para que la transferencia de tecnología fuese cada vez mejor.
A mucha gente el término “terapia digital” le puede resultar confuso. ¿Cómo definirías el concepto para alguien que lo escuche por primera vez?
Las terapias digitales son un software, es decir, unas aplicaciones que cualquiera puede descargarse en el móvil. Se definen como intervenciones médicas, están respaldadas por evidencias científicas rigurosas y diseñadas para tratar condiciones de salud específicas. Un aspecto crucial es que estas terapias son prescritas por profesionales, integrándose así en el proceso de atención sanitaria. Pueden usarse de manera independiente o en combinación con un producto farmacológico. Destacan especialmente en campos como la salud mental, patologías musculoesqueléticas y enfermedades cardiometabólicas, donde ofrecen soluciones innovadoras que no cubren los tratamientos convencionales.
¿Podría poner un ejemplo concreto?
Ejemplos tenemos muchos pero hay tres en las que tienen más impacto: salud mental, cardiometabólicas (obesidad, diabetes) y musculoesqueléticas. Sleepio es la aplicación ideada como solución al insomnio crónico. Esta terapia digital ofrece una alternativa efectiva a los tratamientos tradicionales demostrando tanto una eficacia superior a las técnicas de higiene del sueño y a los somníferos convencionales, como un ahorro económico para los sistemas de salud. En Escocia ya se recomienda dentro del sistema de salud como la primera línea de tratamiento.
Para poner un ejemplo nacional, en Osakidetza han desarrollado «El Viaje de Mangols» para la obesidad infantil. Este programa combina un juego e-Health para uso doméstico con seguimiento clínico personalizado. Lo que distingue a esta terapia digital es su enfoque integral: no solo proporciona información sobre nutrición y actividad física, sino que también trabaja en el fortalecimiento emocional de los niños y sus familias. Su integración con los registros clínicos digitales del paciente permite un seguimiento preciso y una adaptación continua del tratamiento.
¿Cuáles son las ventajas de las terapias digitales?
Las terapias digitales ofrecen múltiples beneficios para pacientes, profesionales sanitarios y el sistema de salud en general. Para los pacientes, proporcionan tratamientos personalizados basados en evidencia, mejoran la adherencia terapéutica y facilitan el acceso continuo a información validada sobre su condición. Los profesionales sanitarios pueden optimizar su tiempo asistencial, ampliar su capacidad de atención y ofrecer intervenciones más personalizadas. Además, permiten el monitoreo remoto en tiempo real, especialmente valioso para enfermedades crónicas. Para el sistema de salud, estas terapias pueden reducir la presión sobre las infraestructuras sanitarias, disminuyendo visitas médicas, tiempos de espera y hospitalizaciones. También proporcionan datos clínicos valiosos y de experiencia del paciente que apoyan la toma de decisiones informadas y promueven una medicina basada en valor. Finalmente, al ampliar la prestación de atención médica más allá de los entornos clínicos tradicionales, facilitan el acceso remoto, aumentando la equidad en el acceso a aquellas personas con limitaciones geográficas o de movilidad.
¿Qué países están más avanzados a este respecto?
Alemania, Francia y Reino Unido se han posicionado como líderes en la adopción y regulación de terapias digitales, implementando marcos innovadores para su evaluación y financiación. Alemania fue pioneraen 2020 y ya están financiancia 55 terapias digitales. Francia, por su parte, les siguió de cerca y el año pasado presentaron su propio proceso. El Reino Unido destaca por su innovación a la hora de integrar nuevas tecnologías en su sistema de salud a través de su proceso de Evaluación Temprana (EVA).
¿En qué punto se encuentra España?
En España, actualmente no contamos con un marco regulatorio de estas características, lo que dificulta el acceso a estas terapias y su comercialización. No obstante, España cuenta con una posición aventajada en otros aspectos. Destaca el alto nivel de digitalización de su sistema nacional de salud, superior a países como Alemania, con historia clínica electrónica, receta electrónica y aplicaciones digitales de los diferentes sistemas autonómicos para la gestión de citas e informes. Además, somos uno de los principales países en el mundo en producción científica en ciencias biomédicas y ensayos clínicos, y contamos con un ecosistema de startups de terapias digitales en crecimiento.
¿La brecha digital de nuestros mayores puede influir?
Sí, desde luego no es un factor que podamos olvidar, las terapias digitales no sirven para todo o para todos. No obstante, hay varios factores que nos llevan a mirar con optimismo la superación de estas barreras. El primero es que la generación “mayor” está cada vez más digitalizada y en rangos de edad de 65 a 74 ya vemos que, según el INE, cerca de un 80% usa Internet de manera frecuente. Por otra parte, estas tecnologías han heredado de lo digital buenas prácticas en lo respectivo al diseño y la experiencia centrado en el usuario, lo que les permite tener niveles de adaptación a las necesidades y preferencias del público objetivo muy superiores a otro tipo de tratamientos. No olvidemos que las terapias digitales no buscan sustituir la atención presencial, si no de aumentar las capacidades de profesionales y sistema y ofrecer tratamientos más personalizados. Un claro ejemplo de como las nuevas tecnologías están impactando el cuidado de estos mayores son los asistentes virtuales impulsados con inteligencia artificial.
¿La Inteligencia Artificial está presente en este servicio?
Sí, la mayoría de las terapias digitales cuentan con un componente de inteligencia artificial que permite, principalmente, la personalización del tratamiento basado en las características y progreso de cada persona. También se aplica para el análisis automatizado de los datos recogidos por la aplicación para evitar hospitalizaciones.
¿Cómo ve el futuro de la industria sanitaria en los próximos años?
En lo que respecta a las terapias digitales esto es solo el principio. Veo cambios en una segunda generación de software que sean capaces de generar patrones con estímulos de luz y sonido para mejorar las condiciones de salud, como está haciendo Cognito Therapeutics. Luego están las terapias digitales en combinación con productos farmacéuticos, creo que será cada vez más habitual ver productos donde el fármaco venga de la mano de una solución digital que aumente su eficacia, adherencia y ofrezca un tratamiento más holístico al paciente. Por último, creo que las terapias digitales que incluyan el análisis de datos masivos e integren diferentes fuentes obteniendo nuevos biomarcadores digitales serán decisivas.