La despoblación en el medio rural y en las ciudades pequeñas comenzó en Japón en la década de los cincuenta. El proceso migratorio hacia las grandes ciudades fue resultado de los cambios estructurales que estaban teniendo lugar en la economía japonesa: el aumento de la productividad agrícola y la creciente demanda de mano de obra en los sectores industrial y de servicios, muy concentrados en las áreas urbanas, según la OCDE.
El caso japonés es uno de los más observados a nivel mundial porque afronta una crisis demográfica sin precedentes, con 1,4 hijos por mujer (datos de 2017) y una esperanza de vida media que ronda los 84 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es el país más envejecido del mundo. El Gobierno calcula que en 2050 alrededor del 40% de la población superará los 65 años. Y en el ámbito rural este envejecimiento ya es palpable: la edad media de los agricultores es de alrededor de 66 años (la mano de obra joven es reducida), según estadísticas oficiales.En 2014, el llamado ‘Informe Masuda’, elaborado por un laboratorio de ideas local, vaticinó que la situación demográfica era tan crítica que casi la mitad de los ayuntamientos del país estaba en riesgo de vaciarse de habitantes para 2040. El anuncio produjo una conmoción en la sociedad japonesa. Uno de los argumentos del autor del informe, Hiroya Masuda, exministro de Asuntos Internos y de Comunicaciones, y profesor de la Universidad de Tokio, fue la de crear ‘ciudades regionales atractivas para los jóvenes’, con la idea de levantar ‘una nueva estructura de aglomeración’ humana. La propuesta hacía hincapié en convertir esas ciudades regionales en nodos de redes interconectadas con las ciudades pequeñas y pueblos circundantes para frenar el flujo de jóvenes que emigraban hacia las ciudades más grandes en busca de empleo. Dichas ciudades contarían con al menos 40.000 habitantes y dispondrían de una amplia red de transporte y todo tipo de infraestructuras de comunicaciones tecnológicas. El primer asentamiento se inauguró en 2008 y hasta 2015 se han levantado 85. Su financiación se reparte entre impuestos especiales y locales.