Con tan solo un móvil viejo y cinco dólares semanales para acceder a internet, Ludwick Marishane patentó un proyecto que cambiaría la vida de su comunidad: el primer gel de baño en seco. Y como ocurre con todas las grandes ideas, su producto, DryBath, nació de la forma más espontánea.
Cuando era pequeño, este visionario de 29 años vivía en Motetema, una comunidad rural cerca de Johannesburgo, Sudáfrica. Carentes de un sistema eléctrico fiable, los vecinos usaban cubos de agua para asearse a diario. ¿Acaso tenían otra opción? Eso mismo le preguntó un amigo: ¿por qué no había una solución para ducharse sin necesidad de agua? Con esta cuestión revoloteando en su cabeza, cuando todavía estaba en el instituto, Marishane inició su investigación. Escribió en el teléfono un plan de negocio de cuarenta páginas para hacerse con la patente y, tras ganar la prestigiosa beca para emprendedores Allan Grey Orbis, consiguió el dinero para materializarlo.
El secreto del gel DryBath es que consigue limpiar la piel con tan solo el frotamiento de las manos, eliminando las células muertas así como el mal olor. Todo ello sin utilizar germicidas que dañen la barrera natural de la piel ni tampoco agua. Porque la verdadera revolución de su trabajo es ésta. No se trata de un simple producto de higiene; en comunidades como la suya, en donde muchas personas mueren de enfermedades causadas por la baja salubridad del agua, su gel es casi un salvavidas.
Marsihane se ha convertido también en el protagonista del nuevo #DockersChallengers, el movimiento de Dockers que reivindica el papel de estos héroes anónimos, capaces de transformar los obstáculos en oportunidades. Los challengers son aquellas personas que tienen más ambición que medios. O, como defiende la firma de San Francisco, que están preparados para cumplir sus propósitos y sueños sin que ninguna excusa o duda los frene. Un lema que encaja a la perfección con Marsihane, que ahora se enfrenta al reto de que su gel resulte asequible para las personas con menos recursos.
Por el momento, ha viajado con Dockers a su ciudad natal para llevar a cabo un desafío: bañar a todos los habitantes de Motetema sin desperdiciar ni una gota de agua, empleando tan solo veinte bidones llenos de Drybath. Y por supuesto, lo lograron. La alianza entre ambos plantea una doble lectura. Sirve para tomar conciencia del uso sin restricciones que hacemos de los recursos naturales y reivindicar unas condiciones de vida dignas en los lugares menos favorecidos. El beneficio social, explica el emprendedor, se podrá constatar en el futuro, cuando se calcule la cantidad de litros de agua ahorrados y el número de personas que habrán podido mantener unas condiciones de higiene saludables. El resultado también debería alentar a todos los emprendedores a seguir luchando por lo que desean, sin importar lo imposible que parezca al principio. No se trata solo de una gran idea, sino de la perseverancia para llevarla a cabo.
Lo sabe muy bien Dockers, que no deja de innovar e investigar para mejorar la calidad de sus prendas. En la campaña, Marishane lleva la última novedad de su línea Smart, los pantalones DuraFlex Lite. El tejido empleado en estos chinos es el resultado de una mezcla de algodón que, al contrario de lo que se cree, es tan suave al tacto como resistente y ligera. Perfectos para los meses más cálidos y para aquellos que, como el visionario que nos ocupa, viven la vida en movimiento.