Un oso polar con plástico colgando de la boca, un alcatraz ahorcado accidentalmente después de que su nido antinatural se convirtiera en un lazo e imágenes magníficas de criaturas fantásticas figuran entre los finalistas del premio Ocean Photographer of the Year 2024.
Con sus dramáticos encuentros con la fauna marina, magníficos ejemplos de la conexión de nuestras especies con el océano y crudos recordatorios del impacto humano en nuestros mares, los fotógrafos submarinos dan vida a lo mejor de nuestro planeta oceánico y ponen de relieve los muchos peligros a los que este se enfrenta.
Este certamen ilumina las maravillas y la fragilidad de nuestro planeta azul y rinde homenaje a los fotógrafos que le dan voz.
El jurado ha elegido 105 imágenes finalistas entre más de 15.000 propuestas.
Los ganadores de cada categoría, la ganadora del Premio Cincuenta Brazas Femenino y el ganador final se anunciarán el 12 de septiembre.
La primera exposición Ocean Photographer of the Year 2024 se inaugurará en el Museo Marítimo Nacional de Australia, en Sídney, el 28 de noviembre, a la que seguirán otras exposiciones a principios de 2025.
Las fotografías se han clasificado entre las siguientes categorías: Wildlife (Naturaleza Salvaje), Fine Art (Bellas Artes), Adventure (Aventura), Conservation Impact (Conservación e Impacto), Conservation Hope (Conservación y Esperanza), Human Connection (Conexión planeta azul y humanos), Young Portfolio (Joven Portfolio) y Ocean Portfolio (Portfolio del Océano).
Naturaleza salvaje y Bellas Artes
«Avistar vida pelágica en el Mediterráneo puede ser difícil, porque sueles pasarte horas sin ver ni un solo chapoteo», explica Enric Gener. «Después de unas cinco horas de búsqueda, vimos esta gaviota y nos dimos cuenta de que no tenía las patas debajo del agua. Nos acercamos despacio con la barca y de repente nos dimos cuenta de que estaba sobre una tortuga marina».
El patrón natural de una raya águila manchada se exhibe como si hubiera sido diseñada. «En una de mis inmersiones, esta hermosa raya águila me llamó la atención», dice Palomeque González. «Nadaba tranquilamente por el fondo arenoso mientras nos mostraba su intrincada espalda. Me sorprendió que la naturaleza inspire las creaciones más revolucionarias. El patrón de su piel me recuerda a un código binario».
«Los juveniles (de pámpano africano) tienen un aspecto muy diferente al de los adultos», afirma Pietro Formis. «Son muy delgados, con el cuerpo plateado y apéndices muy largos en las aletas. Normalmente, los filamentos se extienden por detrás, lo que hace casi imposible capturar el pez entero. Las largas aletas creaban círculos alrededor del pez plateado, como si fueran luces de neón por la noche».
«Al contemplar esta iguana marina, con la mitad de su cuerpo sumergida en el agua y la otra mitad sobre la superficie, es imposible no maravillarse ante la singularidad de estas criaturas», afirma Fernández Caballero. «Sin duda, las iguanas marinas son dinosaurios vivientes, un testimonio de las innumerables etapas y transformaciones que ha sufrido la vida en nuestro planeta».
A diferencia de otras iguanas del mundo, éstas son las únicas que han evolucionado para nadar y alimentarse bajo el agua, aguantando la respiración hasta 60 minutos.
Arriba, los pelícanos del mar de Baja California Sur se lanzan desde el cielo en una danza bien coordinada. Bajo el agua, los dorados a toda velocidad persiguiendo sardinas. «La superficie estaba turbia por el festín, y los leones marinos también se unieron a la acción», dice Merche Llobera. «Pasaron ballenas, pero ninguna fue a por las sardinas».
Una fiebre de rayas mobula captada desde arriba. Cuando el dron del fotógrafo se acercó, algunas rayas empezaron a saltar fuera del agua (izquierda).
«Cada año, miles de rayas mobula se congregan en el Mar de Cortés», dice Laura Leusko. «Es un fenómeno impresionante de presenciar».
«A finales de otoño, cuando la temperatura del agua desciende bruscamente hasta los 5 grados centígrados, los pulpos gigantes del Pacífico se precipitan a aguas poco profundas», explica Andrey Shpatak. «Nadie sabe aún muy bien por qué, pero viene ocurriendo desde hace muchos años».
Portfolio del océano
Crías de pez guardiamarina, todavía unidas a sus sacos vitelinos, se esconden bajo una roca en una zona intermareal de la isla de Vancouver, Columbia Británica, Canadá.
Un escorpión crestado se esconde en los tentáculos urticantes de una medusa melena de león. «Los tentáculos sirven de refugio y alimento a estos peces crípticos del estrecho Prince William de Alaska», explica Shane Gross.
Un pulpo ocelado venenoso o mototi en pirosoma, nada en medio de una colonia pelágica de tunicados en Anilao, Filipinas. Tomado durante una inmersión nocturna en aguas negras, este pulpo juvenil medía unos dos centímetros.
Esta especie de pulpo es prima del pulpo de anillos azules. Ambos comparten las mismas toxinas mortales. El mototi está marcado por dos anillos azules, uno a cada lado de la cabeza, mientras que el pulpo de anillos azules tiene muchos anillos por todo el cuerpo. Cada noche en el océano se produce la gran migración vertical, en la que las criaturas de las profundidades suben a las capas menos profundas para alimentarse y aparearse al amparo de la oscuridad antes de regresar a las profundidades por la mañana. Los pirosomas son colonias pelágicas de tunicados y las criaturas marinas los utilizan para descansar o como medio de transporte.
Un tiburón gato o nodriza nada entre un gran banco de peces gato en las Bahamas.
Un arrecife sano está repleto de peces y depredadores. «El tiburón nadó con gracia entre el banco, creando una composición sorprendente», explica Katherine Lu.
Un rape se alimenta de una raya torpedo. «El rape, con su gran boca cavernosa y el distintivo señuelo que sobresale de su cabeza, se estaba tragando lentamente la raya torpedo entera, que parecía ser una comida bastante sustanciosa para el depredador», dice Filippo Borghi.
Joven portfolio
Un pez lagarto perfectamente camuflado nada con su presa en la boca. «Los peces lagarto son depredadores de emboscada e intentan camuflarse entre el sustrato más pálido, permaneciendo inmóviles, a la espera de que otros peces se acerquen», explica Joao Pontes. «Atacan y capturan a sus presas con dientes afilados, y a veces tienen ojos más grandes que su estómago».
Humanos y el planeta azul
Los pescadores de la región costera china de Fujian secan sus redes de una forma peculiar. Como están tejidas con fibras de cáñamo, se hinchan después de sumergirlas en el agua.
«Secar las redes al sol también las repara y prolonga su vida, lo que es importante ya que los barcos de pesca y las redes son las pertenencias más valiosas de los pescadores locales».
Científicos realizan una ecografía a una hembra de tiburón tigre frente a la costa de Gran Bahama. Se descubrió que estaba embarazada y se le insertó en el útero un innovador dispositivo, llamado marca de nacimiento, que no daña ni a la madre ni a las crías.
Conservación e impacto
En la remota zona occidental del archipiélago de Myeik, en la región de Tanintharyi (Myanmar), se produce un transbordo nocturno en el que los barcos transfieren sus capturas a otros barcos para transportarlas a Myanmar continental. Estos transbordos limitan la trazabilidad de los productos del mar, dificultan el control de las capturas, la aplicación de la normativa y los esfuerzos de gestión, y contribuyen al problema de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), frecuente en el Sudeste Asiático.
Las operaciones de transbordo hacen prácticamente imposible rastrear el origen del marisco y contribuyen a la sobreexplotación de los recursos pesqueros. La mayoría de las capturas pesqueras marinas de estas aguas se transportan a Tailandia antes de ser procesadas y reexportadas a todo el mundo.
Un alcatraz, enredado en aparejos de pesca desechados, cuelga de un acantilado en la isla Shetalnd de Noss. «No hacen falta palabras para contar la historia de este alcatraz», dice Rebecca Douglas. «El oleaje era alto y el alcatraz daba vueltas en espiral. Mis ojos siguieron la cuerda, revelando nidos llenos de plástico. Su final pone de relieve el impacto que los humanos tienen sobre la vida salvaje».
Aletas de tiburón secas en un tejado. «Durante una misión para documentar la pesca de tiburones y rayas en Java con Mobula Project Indonesia y Manta Trust, me invitaron a una unidad de procesamiento de tiburones situada entre puestos de mercado y casas, donde se secan las aletas», recuerda Jasmine Corbett. «La gran demanda de aletas de tiburón en la medicina asiática, combinada con la disminución de las poblaciones de peces, obliga a muchos pescadores a seguir pescando estas especies vulnerables para ganarse la vida. Conocer los bajos salarios, las largas horas de trabajo y las duras condiciones a las que se enfrentan estos pescadores fue desgarrador. A menudo son menospreciados por su trabajo, impulsados por el agotamiento de las poblaciones de peces y un sistema económico viciado. Es crucial comprender el contexto más amplio y abordar el problema a todos los niveles».
Un oso polar de la isla de Kiepert (Svalbard) juega con un trozo de plástico. Un duro recordatorio de que ni siquiera las zonas deshabitadas del Ártico están exentas de la omnipresente contaminación plástica.
La fotografía pone sobre la mesa la magnitud de la contaminación plástica en el Ártico y su impacto en las especies de la región. Considerados vulnerables por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los osos polares se enfrentan a múltiples amenazas, una de ellas, el plástico.
Conservación y esperanza (que la hay)
«Ocurre una vez al año, en una noche específica de un mes concreto, y dentro de una estrecha ventana temporal de escasos minutos», explica Tom Shlesinger. «Un espectáculo hipnotizador bajo las olas cuando, como un reloj, miles de corales que abarcan cientos de kilómetros sincronizan sus esfuerzos para reproducirse, liberando haces de óvulos y espermatozoides en mar abierto».