No sólo en los garajes de Silicon Valley nacen grandes proyectos. La historia de Opel también arrancó en uno, pequeño y familiar, en la localidad alemana de Rüsselsheim am Main, cerca de Fráncfort, hace justo ahora 120 años. Allí se comenzó la fabricación manual de 65 coches a motor con patente Lutzmann. Hoy, mucho tiempo después, Opel es un fenómeno de masas con más de setenta millones de vehículos producidos (muchos de ellos en nuestro país, por cierto).
Aunque la verdad es que el origen real de la marca hay que buscarlo incluso antes de aquel 1899 y no precisamente en la producción de automóviles. A Adam Opel , el fundador de la compañía, no le fascinaban los coches, sino que apostaba por las máquinas de coser. Ésta es la actividad a la que se dedicaba desde 1862, antes de ponerse a la vanguardia de la fabricación de bicicletas en 1886. Fue precisamente su fallecimiento lo que supuso el gran punto de inflexión en la historia de la empresa, ya que su viuda –Sophie– y sus cinco hijos apostaron entonces por comenzar a producir automóviles. Nacía así una de las firmas industriales más importantes de Europa, el primer fabricante alemán en introducir una cadena de montaje, un hito que contribuyó al éxito de ventas ya que los costes de producción se abarataron considerablemente.
Del Doktorwagen al Corsa
Fue en 1909 cuando la marca comenzó a cosechar grandes éxitos con pequeños modelos como el Volksautomobil y el icónico 3/8 PS, conocido por el público general como Doktorwagen: concebido como un vehículo a la medida de las clases medias, un biplaza moderno, ágil y ligero, perfecto para realizar pequeños y rápidos desplazamientos, que fue adoptado por un gran número de médicos rurales para realizar visitas a domicilio (de ahí su apodo).
Más tarde llegarían otros míticos y exitosos modelos, como el Opel Olympia en 1935, el primer coche de la posguerra, llamado así en honor a los Juegos Olímpicos de Berlín, que se celebrarían un año después; el Opel Admiral, que llegaría al mercado un par de años después del anterior con la intención de dar réplica a los coches de lujo de otras marcas alemanas, pero a un precio muy inferior; o el Expeimental GT, el primer concept-car realizado por una marca europea que se convertiría en realizad bajo el nombre de Opel GT y que revolucionó el mundo de los coupés deportivos, gracias a su perfil afilado y sus seductoras curvas.
Y así, entre modelo y modelo, llegamos en 1982 al célebre Corsa, quizá el más emblemático de todos los Opel, que desde el primer momento demostró dar en el clavo, acertar con la fórmula perfecta para satisfacer las necesidades de varias generaciones de conductores: un coche pequeño con forma de cuña que presumía de tener el mejor coeficiente aerodinámico de su clase –0,36– y que daba respuesta a los nuevos retos que imponía la movilidad urbana de finales del s. XX. Hasta la fecha se han fabricado en las plantas de Zaragoza y Eisenach (Alemania) más de 13,6 millones de unidades del Corsa, estando a punto de iniciarse la producción de su sexta generación, que se podrá encargar a partir de este verano.
Cambio de manos
El gran éxito de la compañía hizo que le salieran muchos pretendientes desde prácticamente el principio. Así, ya en 1929, el gigante General Motors adquirió Opel, pasando de ser una empresa familiar a formar parte del coloso norteamericano.
La crisis de 2008 hizo estragos en General Motors, que se llegó a declarar en bancarrota. Entonces recibió ofertas de diversas empresas para hacerse con el control de Opel, pero finalmente ninguna de estas operaciones concluyó con éxito y la marca tuvo que ser rescatada por el gobierno alemán.
Por suerte en 2011 la situación mejoró, y se firmó un acuerdo con PSA Peugeot-Citroën, de la que General Motors es el segundo mayor accionista, por el que se estableció el desarrollo y la constucción de coches de forma conjunta en Europa para ahorrar costes.
Nuevos tiempos
En 2009, la compañía comenzó su apuesta por el coche eléctrico con el Opel Ampera. Este modelo redefinió la movilidad eléctrica al ser elegido European Car of The Year en 2012. De propulsión completamente eléctrica, cuenta con su propia fuente de energía a bordo y un motor de explosión que le proporciona una mayor autonomía.
En 2016, el Ampera-e daba un paso más al presentar una autonomía completamente eléctrica de 520 kilómetros gracias a su batería de iones de litio de 60 kWh y un motor eléctrico de 204 CV/150 kW, que le proporciona una aceleración similar a la de un automóvil deportivo.
Además, coincidiendo con el 120 aniversario de la compañía y reafirmando su compromiso con el medio ambiente, se ha anunciado el lanzamiento de la versión eléctrica del mítico Corsa, el Corsa-e. Un modelo que permitirá dar un nuevo impulso a la movilidad eléctrica en Europa en la estela de éxito de su predecesor. La historia continúa…