No hace falta viajar muy lejos para encontrar ejemplos de desarrollo industrial puntero. Ni Estados Unidos, ni Japón, ni Alemania. Uno de los referentes en Industria 4.0 se encuentra en Burgos, donde se ubica la fábrica internacional de Productos Capilares de L’Oréal. Durante sus más de 50 años de andadura, este centro ha sido capaz de incrementar la plantilla al tiempo que aplica las últimas tecnologías a los procesos productivos y un modelo de planta 100% comprometida con la sostenibilidad, donde se producen más de 300 millones de unidades al año de marcas como Kérastase, que se fabrica allí para todo el mundo.
Un viaje a la fábrica 4.0 de Burgos es un viaje a la tecnología más puntera y a la innovación. Con una facturación de más de 400 millones de euros en 2022, en este complejo de casi 50.000 metros cuadrados (cinco veces el Bernabéu) se producen y entregan 3.953 referencias de 10 marcas distintas del grupo L’Oréal a 52 países, el 65% en Europa. El 95% de las exportaciones tiene como destino Francia, China, Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y España.
Todos los números que rodean a la fábrica dan cuenta del compromiso de L’Oréal con la comunidad local y el entorno laboral: cuenta con más de 600 empleados (lo que supone un aumento del 3% con respecto a 2023), de los que el 89,34% tiene un contrato indefinido, lo que supone un aumento del 3% respecto a 2023; más de 120 personas con discapacidad se integran en los procesos productivos; y se genera empleo para personas en riesgo de exclusión, a través del programa Escuela de Excelencia Industrial, que ya ha formado en siete ediciones a más de 116 estudiantes, con una ratio de empleabilidad del 72%. Desde la fábrica de Burgos se apoya, además, la iniciativa de la empresa burgalesa ASTI, Stem Talent Girl, para fomentar entre las niñas el interés por las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, e impulsar el talento femenino en estas áreas.
Pero igualmente impactantes son los datos cualitativos que hablan de la innovación en esta planta de Burgos, donde llevan años incorporando tecnologías y herramientas propias de la industria 4.0. 11 AGV (carretillas automatizadas sin conductor) comparten espacio con ‘cobots’ (robots colaborativos), que realizan tareas como colocar cajas o etiquetas en las líneas de envasado. Los datos se analizan de forma constante para optimizar la calidad y trazabilidad de los productos, pero también para adaptarse a las necesidades de los clientes: picos de demanda, personalización de productos…
Estas tecnologías han permitido ganar en eficiencia, ya que se trata de herramientas conectadas con acceso inmediato desde un ‘smartphone’, que permite a los operarios hacer seguimientos en tiempo real.
Referente en sostenibilidad
Y todo ello con el mínimo impacto ambiental posible. La fábrica 4.0 de L’Oréal en Burgos es, desde 2017, la primera ‘waterloop’ del grupo, y ahorra más de 40.000 metros cúbicos anuales de agua. Sólo utiliza agua de la red municipal de Burgos como materia prima y para el consumo humano, con un sistema de circuito cerrado que recupera y recicla el agua de su fase de producción.
Por otro lado, se trata de una de las primeras fábricas del grupo en abastecerse al 100% de energías renovables, gracias a la puesta en marcha de una planta de biomasa, alimentada con madera procedente de la limpieza de los bosques de su entorno. Con una producción de energía térmica de 20.000 MWh al año, abastece de vapor, agua caliente y fría y electricidad a toda la fábrica. Esto se complementa con más de 1.500 m2 de paneles fotovoltaicos que generan electricidad.
Todo esto, junto con el cuidado en los medios de distribución (trenes y barcos, evitando aviones), la vigilancia de los gases que emiten los equipos de producción, respetuosos con el medio ambiente, eliminando por completo la posibilidad de fugas de gases de efecto invernadero, hacen de esta planta un referente en sostenibilidad. En total, en 2023, se evitó la emisión de unas 5.449 toneladas de CO2 a la atmósfera (2.391 toneladas por consumo de electricidad y 3.058 toneladas por consumo de energía térmica).
Pero no termina aquí: la fábrica cuenta con un bosque de flora local (en el que se han plantado más de 1.000 árboles y arbustos autóctonos con la ayuda de los empleados) y un estanque de recuperación de agua de lluvia, dentro de una iniciativa por la biodiversidad en la que los propios trabajadores han puesto también en marcha unos huertos ecológicos autogestionados.