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Opinión Salvador Sostres

El mejor verano de tu vida

Jondal es la mejor cocina de chiringuito del mundo. Rafa Zafra ha sabido hacerlo. Nadie te da de comer mejor en una playa. Además el jefe de sala es Pol Perelló y encarna las virtudes del mejor servicio de todos los tiempos, que fue el de El Bulli. Por lo tanto Jondal es la mejor cocina imaginable para el tipo de restaurante que es y el servicio más exacto para hacer sentir bien al tipo de cliente que va. Las dos características atraen a un público sensacional, distinguido, con celebridades de cada ámbito empresarial o artístico y siempre de alto nivel adquisitivo. Y luego tú estás en aquella cala, miras al cielo y crees que estás en el mejor lugar del mundo por la playa, los pinos, los toldos y los pajaritos.

No me malinterpreten: Jondal es una cala muy bonita. Pero calas como ésta hay mil en el Mediterráneo. Sólo en Grecia doscientas o trescientas. Y muchos pinos y muchos toldos y muchos pajaritos. Ésta es una de las virtudes de El Bulli. Éramos tan modestos que todo se daba por descontado. Estábamos tan convencidos de que la creatividad y la genialidad eran lo normal, lo mínimo exigible, que en ningún momento se nos ocurría presumir de ello y entonces todo lo que había alrededor cobraba como mucha importancia cuando en realidad lo único trascendente era lo que pasaba en el plato. Probablemente hubo gente que dijo que lo mejor de El Bulli era su ubicación en Montjoi. Y desde luego era encantador estar allí tanto en el interior del restaurante, como en la terraza o en la cocina, pero El Bulli fue su creatividad, incluso mucho más allá de la gastronomía.

El Bulli nos acostumbró al talento con tanta naturalidad que al final ni nos dábamos cuenta de que es lo único que nos importa. Y entonces decimos tonterías sobre el aire que pasa, y yo soy el primero que las digo y las escribo, porque doy por sentado que se entenderá que son metáforas de lo sustancial. Pero no es así y la mayor parte de la gente se salta los pasos. Se los salta porque ni está remotamente cerca de entender que ahí están, claro. Y está bien que Jondal como El Bulli lo entregue todo tan sutil, tan fácil. Pero ni que sea sólo una vez voy a decir lo obvio y es que en Jondal nos hace sentir bien Rafa y lo inteligente que ha sido su modo de cocinar el verano. Rafa es la cocina del verano sobre un producto local que hace muy difícil las réplicas en otras partes del mundo que no dispongan de esta extraordinaria materia prima. En Jondal nos hace sentir bien Pol organizando un servicio que casi parece casi que no existe porque siempre que miras alguien te mira y normalmente no tienes ni que mirar porque antes de que tú necesites algo ya el camarero lo ha anticipado y te lo ha servido sin que lo notaras. Esto es Jondal y éste es el espíritu para que tú luego puedas decir lo de los pajaritos.

Jondal es también el problema de lo tontos que quedan los que no van y gastan terribles cantidades de dinero en experiencias mucho más incultas y mediocres. La más hortera es el restaurante La Guérite en Isla Sainte Marguerit (Cannes). Intentan parecerse a Rafa y son sólo una truculenta parodia y con quien de verdad guardan el gran parecido es con Curro Jiménez al frente. Los palos son tan injustificados que parecen más una burla que un atraco. El servicio, francés y estiradísimo, enturbia todavía más una velada que de todos modos queda de entrada destruida por una cocina sin interés alguno y unos productos que cuando llegan a ser aceptables es todo a lo que llegan. Elton John solía ser cliente del lugar -ignoro si todavía lo es o ya se ha enterado de que existe Jondal- y un día cantó para los asistentes. Eso está bien aunque no tanto como la decisión de Rafa de que Jondal sea el único chiringuito sin música. Por eso se pueden escuchar los pajaritos, otra vez los pajaritos. Y otra vez una decisión inteligente de un gran creador de restaurantes.

Jondal puede ser todo lo que aparenta porque detrás hay una tensión cocinera de primer nivel mundial y una idea muy concreta del modo en que la casa quiere que te sientas bien. Tú allí crees que te sientes muy tú y muy a tu manera pero si lo piensas bien entenderás que desde que entras hasta que sales el restaurante te predispone muy marcadamente a unos sentimientos y unas sensaciones que efectivamente son las que acabas interiorizando y por eso casi nunca hay broncas entre comensales ni mucho menos una mesa se pelea con otra.

Rafa concentra en Jondal todo lo que aprende en Estimar, Amar y Rural. Sólo porque se trata de un trabajadísimo restaurante podemos tener los que vamos la tan agradable sensación de que para estar bien nos basta con llegar, dejarnos hacer y no pensar en nada.

Instrucciones para Jondal

Previa: no desayunes ni comas nada. Desvirgar el paladar de aquel día con la primera copa de champán en Jondal. Pedir el taxi con antelación y organizar también la recogida, sobre las 19:30. No antes, si quieres tener la experiencia completa.

Hora de llegada: 13:25. El restaurante abre a las 13:30. Ser puntual es tener razón y además es importante llegar el primero para ser atendido de un modo inmediato.

Vestimenta: Bañador, camisa de lino, chanclas. No toalla, es pueblerino llevarla. Es importante bañarse en el mar durante el almuerzo. Hay que pedir al camarero alguna pausa. Hay ducha. No te secas con la toalla sino con el aire que pasa. El tacto del lino sobre la piel mojada.

Taxis: este año hay más taxis que en las anteriores temporadas pero es aventurado confiar en que llamas y llegan al instante. Román Fortunato (VIP Concierge) organiza desplazamientos privados en cómodas furgonetas Mercedes. 689702626