Las decisiones a las que te enfrentarás durante la transición a la jubilación son cada vez más complejas. Lo que está en juego es más importante que las decisiones de ahorro e inversión que has tomado para la jubilación durante tus años de trabajo. El problema es que, por lo general, no podrás volver a tomar muchas de las decisiones relacionadas con la jubilación. Si eres como la mayoría de la gente, necesitarás la ayuda de profesionales que tengan la formación o la experiencia necesarias para abordar cuestiones críticas durante tu jubilación.
Un asesor bien cualificado puede marcar una diferencia significativa en tu seguridad financiera durante la jubilación, lo que te ayudará a relajarte y disfrutar mejor de tus años de jubilación. Para garantizar el éxito, dedica el mismo tiempo y esfuerzo a la búsqueda de un asesor que a otras compras importantes, como la adquisición de una casa o un coche, o la planificación de unas vacaciones de ensueño.
Tanto si estás prejubilado como jubilado, para ayudarte a comparar precios, aquí tienes cuatro preguntas que deberías hacer a los posibles asesores de jubilación –y dos a sí mismo.
1. ¿Tiene formación y experiencia en las decisiones críticas a las que me enfrentaré?
Ten claras las decisiones concretas para las que necesitas ayuda. Las decisiones críticas para la mayoría de los prejubilados incluyen decidir cuándo jubilarse, cómo reclamar las prestaciones de la Seguridad Social y cómo desplegar sus ahorros de jubilación para generar ingresos de jubilación de por vida. Aunque muchas personas confunden la planificación de la jubilación con la inversión, ten en cuenta que las dos primeras decisiones no implican invertir.
2. ¿Actuará como fiduciario en mi nombre?
Por lo general, se recomienda que tu asesor actúe como un fiduciario que formula recomendaciones y toma decisiones únicamente en tu interés. En otras palabras, sus recomendaciones no deben depender de cuánto dinero puedan ganar recomendando productos específicos. Además, debe aceptar la responsabilidad de atenderse con el cuidado y la diligencia debidos.
Algunos asesores se adhieren a normas menos estrictas y hacen recomendaciones que pueden ser adecuadas para ti, pero no necesariamente en tu mejor interés. Asegúrate de preguntar sobre las normas que podría seguir un posible asesor a la hora de prestarle sus servicios.
3. ¿Cómo le pagan?
Es conveniente que conozcas las tres formas básicas de remuneración de los asesores:
- Puede que reciban una comisión u honorario de la entidad financiera o compañía de seguros que ofrece los productos que recomiendan. Pueden afirmar que no hay ningún coste directo para ti, pero eso no es del todo cierto, ya que tu estás pagando indirectamente por sus servicios a través del producto que compras. Esta es la forma menos favorable de pagar por el asesoramiento financiero, ya que estos asesores pueden verse influenciados y sesgados por el importe de la comisión u honorarios que puedan ganar.
- Es posible que cobren un porcentaje de los activos gestionados (también conocidos como AUM), que es una forma muy común de cobrar por el asesoramiento financiero. En este caso, la posibilidad de parcialidad es mucho menor que en el caso de las comisiones, ya que tu pagas directamente al asesor; no le paga una entidad financiera. Sin embargo, también puede haber sesgos. Por ejemplo, el asesor podría dudar a la hora de recomendar estrategias que reduzcan la cantidad de activos gestionados, como dedicar dinero a una estrategia puente de la Seguridad Social o comprar una renta vitalicia de bajo coste.
- Quizás cobran por horas o por proyectos concretos. Este método puede tener sentido si te ayudan a tomar decisiones puntuales, como decidir cuándo jubilarse o cuándo solicitar las prestaciones de la Seguridad Social. Su tarifa por hora o por proyecto puede parecer mucho dinero por una sola vez, pero suele ser mucho menos que cobrar un porcentaje de sus activos año tras año.
Pide a cualquier asesor potencial que revele la cantidad total de compensación que recibirá de todas las fuentes, independientemente del método de pago.
4. ¿Qué prejuicios tiene?
Algunos asesores pueden tener prejuicios incorporados, dependiendo de cómo se les pague, de su formación o de dónde trabajen. Para determinarlo, pregunta a los posibles candidatos si tienen prejuicios a favor o en contra de distintos métodos para generar ingresos para la jubilación; por ejemplo, adoptar una estrategia puente de la Seguridad Social, invertir y retirar activos con una estrategia de retirada sistemática o comprar una renta vitalicia de bajo coste. Lo ideal sería que consideraran y explicaran los pros y los contras de cualquier recomendación que pudieran hacer.
Enhorabuena si has formulado estas preguntas a los posibles asesores que estás considerando. Pero aún no ha terminado. Aquí hay dos preguntas importantes que debe hacerse a sí mismo:
5. ¿Comprendes a tu asesor?
Es de esperar que los asesores que consideres se tomen el tiempo necesario para explicarte sus recomendaciones de forma que las entienda perfectamente. Lo ideal sería que no trataran de hablar por encima de usted o hablaran con un torrente de jerga y acrónimos.
6. ¿Te cae bien tu asesor?
Pasarás mucho tiempo con tu asesor y querrás desarrollar confianza en esa persona. Respeta tus instintos cuando se trate de posibles asesores. Si te sientes indeciso o inseguro, sigue buscando.
Seamos realistas: es posible que algunos de los asesores que encuentres no reúnan todas las cualidades descritas aquí. Intenta marcar todas las casillas que puedas y conocer las cualidades que son más importantes para ti.
No tengas reparos en hacer estas preguntas a los posibles asesores. Es de sentido común y del viejo capitalismo americano preguntar por las características y el precio de cualquier servicio que adquieras. Al fin y al cabo, está en juego tu seguridad financiera para el resto de tu vida.