Coincidiendo con el trigésimo aniversario de la fundación en Mónaco de Silversea Cruises, la empresa pionera de los cruceros de lujo todo incluido procedió en Lisboa a la ceremonia de bautizo del “Silver Ray”, el duodécimo barco de cruceros de la compañía. La oceanógrafa argentina María Josefina Olascoaga ejerció como madrina del acto, que contó también con la intervención de Jason Liberty, consejero delegado del Grupo Royal Caribbean, propietario desde 2018 de Silversea, y Bert Hernández, presidente de Silversea Cruises.
El viaje inaugural del nuevo buque, cuya botadura tuvo lugar hace un mes, discurre ya entre Lisboa y Civitavecchia en doce días, con escalas en Cádiz, Málaga, Valencia, Palma de Mallorca, Barcelona, Palamós, Saint-Tropez, Montecarlo y Livorno. El Silver Ray navegará por el Mediterráneo hasta principios de diciembre de 2024, cuando iniciará su primera travesía transatlántica para alcanzar los Estados Unidos. La prensa y los touroperadores turísticos pudimos disfrutar con anterioridad a un viaje de ida y vuelta entre Lisboa y Cádiz, para apreciar todo el lujo que es capaz de ofrecer Silversea.
El Silver Ray es el segundo crucero de la Clase Nova de Silversea Cruises. Se construyó en los astilleros Meyer Werft de la ciudad alemana de Papenburgo y es un calco del Silver Nova, que entró en servicio el año pasado. Los dos barcos son los más grandes y espectaculares de Silversea Cruises, con 363 camarotes y suites y 728 pasajeros como máximo, además de contar con 556 tripulantes. El desarrollo de los buques Silver Nova y Silver Ray tiene como principales desafíos técnicos en su construcción un característico diseño asimétrico de su estructura y el respeto al medio ambiente, al estar equipados con propulsores híbridos de gas natural licuado para reducir las emisiones de carbono.
“Silver Ray, el segundo barco de nuestra innovadora Clase Nova, junto con su gemelo Silver Nova, encarna a la perfección la visión del Grupo Royal Caribbean para el futuro de los cruceros innovadores de ultra lujo y expedición –aseguró Bert Hernández, presidente de Silversea, en el transcurso de la ceremonia de bautizo–. Silver Ray no es sólo uno de los barcos más eficientes energéticamente jamás construidos, sino también un innovador concepto de barco orientado hacia el exterior que ofrecerá a nuestros huéspedes las mejores vistas a los increíbles destinos que visitamos. Me siento honrado de que mi primera entrega como presidente de Silversea sea dar la bienvenida al Silver Ray a nuestra flota. Estoy impaciente porque nuestros huéspedes experimenten todo lo que este extraordinario barco tiene para ofrecerles”.
4.000 m² de cristal
Los dos cruceros de Clase Nova ofrecen una apertura sin igual a su entorno, destacando sus 4.000 m² de superficies acristaladas, incluidos sus seis ascensores. Como afirmó Andrea Tonet, vicepresidente de estrategia de producto en Silversea, en un encuentro con la prensa, “vayamos donde vayamos, ofrecemos las mejores vistas que se puedan tener de una ciudad”.
Para quien conozca otros barcos de Silversea, la principal característica de la clase Nova es la distribución horizontal de su diseño: todas las zonas públicas están situadas en las cubiertas inferior y superior del barco, y todos los alojamientos se encuentran entre ellas en cuatro cubiertas: con once plantas de altura, las dedicadas al alojamiento son la 6, 7, 8 y 9; mientras que en los barcos anteriores de Silversea los alojamientos estaban todos situados a proa en varias cubiertas y los espacios públicos a popa. La nueva disposición permite un atrio de varios niveles, un salón de espectáculos –el Venetian Lounge– de dos pisos y nuevas y más lujosas categorías de suites orientadas a popa.
El innovador diseño de los barcos de la Clase Nova sumerge a los huéspedes en sus destinos desde casi todos los asientos y suites, ofreciendo inmejorables vistas de cada destino. Sus dos suites Otium tienen un tamaño de 123 m² de superficie –40 de ellos de balcón, con piscina de hidromasaje– y, como principal novedad, vistas panorámicas de 270°, desde el mar al cielo. Pero es que todas las suites, hasta las más pequeñas –que no lo son, porque tienen 33 m² de superficie–, disponen de balcón privado…
Las cubiertas de piscina rediseñadas, que dan al agua por estribor, y los nuevos espacios de hostelería al aire libre situados en la cubierta décima –el Dusk Bar y el Marquee– acentúan una sensación panorámica única. Los dos barcos, de 244 metros de eslora y 30 de manga, se cuentan, además, entre los cruceros más espaciosos jamás construidos: si los 728 pasajeros coincidieran al mismo tiempo en la cubierta de la piscina de la planta 10, cada uno dispondría de seis metros cuadrados de espacio de intimidad, además de contar con uno de los niveles de servicio más personalizados en alta mar, con una proporción de tripulación por huésped de 1:1,3, incluido el servicio de mayordomo para todas las suites (cuyas funciones incluyen desde deshacer y hacer el equipaje a reponer las bebidas del minibar o traernos un café al camarote cuando nos apetezca).
La oferta de bares, restaurantes y salones o el innovador programa culinario Sea and Land Taste (S.A.L.T.) –un concepto culinario de inmersión que permite a los pasajeros sumergirse a fondo en determinados destinos mediante talleres de experiencias gastronómicas invitando a afamados cocineros locales, algunos de ellos merecedores de estrellas Michelin–, mejoran aún más la experiencia a bordo.
Además de las excursiones en tierra que se pueden contratar en cada escala, la oferta de entretenimiento a bordo se centra en concierto a cargo de solistas y músicos de cámara y el código de vestimenta nocturna es más relajado: las noches “de etiqueta” siguen existiendo en restaurantes específicos (no en los restaurantes de pizza y carnes a la brasa de las terrazas), pero se ha reducido su número por viaje y la única obligación, para los hombres, es la de llevar chaqueta en su interior.