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El Banco Central de Brasil decide este jueves sobre los tipos de interés en medio de nuevas críticas de Lula

El Comité de Política Monetaria del Banco Central de Brasil abordará desde este miércoles el debate para concretar una nueva reducción de los tipos de interés, que se conocerá a última hora del próximo jueves, bajo la atenta mirada del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que ha vuelto a criticar a la entidad.

En concreto, el mandatario brasileño sostuvo el pasado martes, tan solo un día antes del arranque de la reunión de política monetaria, que el país se encuentra en una situación en la que no se necesita el actual nivel de los tipos de interés, que resulta «prohibitivo» y «absurdo».

Para Lula, Brasil no puede continuar con una tasa que resulta prohibitiva para el sector productivo. «¿Cómo vamos a convencer a los empresarios de que hagan inversiones si los tipos de interés se encuentran en un nivel absurdo?», ha cuestionado.

Además, el presidente ha arremetido duramente contra el responsable del banco central, Roberto Campos Neto, a quien ya ha criticado en anteriores ocasiones. En esta semana, Lula da Silva ha expresado que Campos Neto tiene «un lado político» y trabaja «para perjudicar a Brasil».

Actualmente, tras la reunión del pasado mayo, los tipos de interés se encuentran en el nivel del 10,5%, después de aplicarse un recorte de 25 puntos básicos en dicho encuentro.

El banco desistió de adelantar una futura decisión sobre los tipos de interés, ya que esta dependería de la evolución del escenario económico internacional y nacional, que tildó de «desafiante» e «incierto».

«La situación actual, caracterizada por una etapa del proceso desinflacionario que tiende a ser más lenta, expectativas de inflación no ancladas y un escenario global desafiante, exige serenidad y moderación en la conducción de la política monetaria», se podía leer en el acta de dicha reunión.

Pese a que la última decisión ha supuesto saltarse la guía o estrategia de los últimos meses, la entidad ha sostenido que, más importante que el posible coste reputacional de no seguir estas indicaciones, es el riesgo de perder credibilidad en cuanto al compromiso de combatir la inflación y anclar las expectativas.