1. Pide referencias (laborales y personales)
No vale simplemente con mirar el currículum de una persona, de esta forma no te demuestra su capacidad de afrontar un nuevo reto como el que vais a tener. Pide sus referencias en otras empresas. Además si conoces a su entorno personal o profesional, puedes preguntarles directamente a ellos sobre las cualidades de tu futuro socio como persona y como trabajador. Siempre de una forma correcta, educada y sin inmiscuirte en la privacidad de nadie.
2. Infórmate a través de las redes sociales
Puede parecer una tontería, pero buscar a esa persona en las redes (LinkedIn, Facebook, Twitter) y ver su comportamiento en ellas, puede decirte muchísimo sobre su forma de ser, de pensar, de trabajar… Datos que te proporcionarán conclusiones que probablemente de otro modo no sacarías.
3. Comprueba que buscáis lo mismo
Es decir, asegúrate antes de nada de que los dos esperáis lo mismo del nuevo negocio que tendréis en común: si tenéis las mismas expectativas, si pretendéis usar el mismo método de trabajo o si seréis capaces de congeniar como un equipo día a día. Intenta rodearte de una persona entusiasta que potencie todas tus capacidades (y tú las suyas) para que cada uno dé lo mejor de sí mismo.
4. Estableced las reglas
Si has decidido ya el socio con el que vas a compartir tu negocio y tú día a día es el momento de establecer, siempre por escrito, las “reglas del juego”. Es decir, qué porcentaje de la empresa pertenece a cada uno, cuáles son los cometidos de cada socio, etc. Así evitaréis malentendidos o complicaciones futuras.
5. Período de prueba
Al final lo cierto es que las cosas no se ven realmente hasta que no se hacen, así que si es posible y la otra parte está dispuesta podéis hacer un período de prueba o recrear distintas situaciones. Esto te permitirá comprobar las capacidades de tu futuro socio y su forma de trabajar. El movimiento se demuestra andando.