1. Cerrarte a una única empresa
La comodidad hace que tus expectativas de futuro se reduzcan a los límites que establece la compañía a la que te dedicas. Centras tu atención en ese negocio y obvias las oportunidades que te pueden hacer crecer profesionalmente poniendo un punto y aparte a lo que conoces.
2. Dejarte guiar por el dinero
Te ves como una persona afortunada económicamente y evitas que tu estilo de vida cambie y tu cuenta bancaria disminuya. Dejas que tu toma de decisiones esté dirigida por el dinero sin tener en cuenta los beneficios profesionales que puedas conseguir con ello.
3. Escasez de experiencias
Llegas a olvidar qué es lo que te empujó a iniciar tu carrera y dejas de querer conocer más y alcanzar tus metas iníciales. Estás cómodo con la situación actual y no te preocupas por dar una mayor cobertura a tus habilidades y explotarlas al máximo.
4. Atarte a un sitio concreto
Este error es uno de los que te traerá de cabeza. De alguna forma, te has sumergido en el trabajo de una empresa concreta y has hipotecado tu forma de vida a un ambiente determinado del que te resulta difícil escapar. Sin saberlo, has perdido ese plus de movilidad que tanto valoran las empresas.
5. Dar más importancia a otros
Pensante que tú ya habías conseguido lo que merecías y has dejado paso a otros con más inquietudes que tú. Has facilitado el camino a tus compañeros y no te has preocupado en forjar el tuyo para alcanzar el éxito que realmente quieres.
6. No tener aspiraciones
Te apoyas en la idea de que estás realizando un buen trabajo y qué sólo puedes optar a continuar ahí. Dejas pasar el tiempo y te limitas a que tu día a día se mantenga. Pero, hay mucho más donde puedes abrirte camino y, en tu interior, quieres intentarlo.
7. Ocultar tus habilidades
Durante tu carrera has ido escondiendo tus cualidades ante otros por ese miedo a ser superior a los demás y no recibir el apoyo esperado. No has dado todo lo que podías y, por lo tanto, no has conseguido los resultados por los que has luchado.
8. Rendirte antes de empezar
Has tenido oportunidades cerca, nuevas ideas en tu cabeza y las motivaciones suficientes para apostar por tu proyecto. Pero, el miedo al fracaso te ha frenado y ha conseguido que hoy, te arrepientas de aquello que en su día no hiciste.