“Durante años fue noticia que yo fuera la primera directora de informativos de una cadena de televisión privada. Ahora sigue siendo noticia que un periódico como El País o que los informativos de Televisión Española nombren a directoras. Las desigualdades se habrán acabado el día que nuestros triunfos no sean noticia”. Sí, para Gloria Lomana los medios de comunicación son (también) territorio machista. Y, si bien ha escuchado repetidamente que “si no valiera no duraría tanto en un cargo tan difícil”, la pregunta de “¿y por qué ella?” cuando se promocionaba a una mujer le ha resultado más recurrente que deseable.
“Los hombres han tendido a elegir a modelos semejantes a ellos para conformar sus equipos, en consecuencia, a otros hombres. Pensando que las mujeres somos más débiles, menos competitivas y faltas de liderazgo. Nada de esto es cierto, como se demuestra cuando llegamos. Y ésa es la cadena de liderazgo excluyente que estamos rompiendo”. El cambio no tiene marcha atrás, según Lomana. Para ella, el movimiento feminista MeToo ha confirmado la revolución cultural en la que estamos inmersos, “la más ambiciosa del siglo XXI, porque no es otra cosa que el impulso de la mitad de la población para cambiar las mentes de la otra mitad”.
“Las periodistas, como la mayoría de las mujeres, han llegado al fin del miedo a denunciar, a caminar valientes, a que la maternidad nos penalice, al ridículo, a pedir la palabra, a dirigir… De todos los miedos se sale con valor, y es lo que las mujeres estamos haciendo. Con la voz. Reclamando la solidaridad y el entendimiento de los hombres. Ellos tienen que participar. Ahora muchos dicen que este movimiento feminista les da miedo. ¡Es de risa! Tienen miedo a perder sus privilegios. Necesitamos a hombres cómplices, que se impliquen. No vamos a esperar cien años, como pronostica el FMI si no se aceleran los cambios, para conseguir la igualdad de género que nos corresponde; ni más de 200 para acabar con la brecha salarial. Hoy la desigualdad se percibe como indecente”.
Tras abandonar los informativos de Antena 3, Gloria Lomana se volcó en la escritura, y acaba de colocar en las librerías El fin del miedo (La Esfera de los Libros), en el que revisa el momento actual del feminismo y contribuye a fomentar la igualdad. “Hago todo lo que puedo y me permiten mis energías. Tenemos que crear referentes para las chicas, para que sepan que ellas podrán soñar a lo grande, ser lo que quieran”.
Lomana tiene la solución para terminar con todas las discriminaciones en los medios, tanto las laborales, que derivan en la falta de promoción y la brecha salarial, como las que se puedan reportar a los lectores, oyentes o espectadores. “Que se considere a las mujeres como sujetos con los mismos derechos de oportunidad y dignidad que los hombres. Porque desde los medios podemos contribuir a eliminar tantas y tantas brechas: educativa, de pensiones, digital…”. Para ello, periódicos, radios y televisiones necesitan la visión de las mujeres desde los puestos de poder y mando. “Hay otra manera de tratar a las víctimas de violencia machista, de exhibir imágenes, de seleccionar los temas, de jerarquizar las noticias, de crear conciencia social sobre la discriminación y los abusos que genera la desigualdad. No entiendo que se den opiniones que justifiquen a un asesino machista, que no se preserve la dignidad de la víctima, que a un asesino sentenciado se le proteja de las cámaras cuando entra o sale de un juzgado, que se protegiera la imagen de los miembros de La Manada en el juicio cuando el cuñado del Rey hizo paseíllos en una vista oral. Los delitos sexuales contra las mujeres siguen gozando de algunas miradas ‘comprensivas’ enormemente detestables”.
El periodismo se enfrenta a éste y a otros retos, como el de la existencia de unas redes sociales que en ocasiones desinforman. “Con su irrupción, la comunicación humana ha cambiado, y también las urgencias del periodismo por reportar, muchas veces pretendiendo competir con similar inmediatez. Un enorme error, porque en esa competición siempre nos ganarán las redes. Es hora de que los periodistas reivindiquemos lo que siempre fue nuestro oficio: rigor, fiabilidad, fuentes, contraste, verificación. La fuente no puede ser un tuit. Nuestra tarea es desenmascarar la desinformación que circula por las redes para contribuir a crear una opinión pública bien informada. Es un deber ético”.
En un futuro, la búsqueda de canales no tradicionales para informarse y entretenerse cambiará el modelo actual de la televisión, un medio que Lomana conoce bien. “A los jóvenes les satura la publicidad como se ha ofrecido hasta ahora, lo que pone en cuestión el modelo de negocio televisivo tal y como lo hemos conocido. La televisión competirá claramente con Internet, aunque deberíamos entenderlos como nichos complementarios, si se utilizan correctamente. También con las demás plataformas que han venido a innovar, o con quienes no se resistan a los cambios. Mi lema siempre fue: lo único que permanece estable es el cambio. Quienes no entiendan esto, se empotrarán en un callejón sin salida mientras los otros circulan limpiamente en coches automáticos por autopistas espaciosas”.