«Out in the World: An LGBTQIA+ (and friends). Travel Guide to More Than 100 Destinations Around the World» es el primer libro de viajes dirigido a la comunidad LGBTQIA+ editado por National Geographic. Sus autoras, Amy B. Scher y Mark Jason Williams, analizan 120 destinos desde Estados Unidos a la Antártida, y lo que los convierte en excelentes opciones de vacaciones inclusivas para todo tipo de viajeros. La entrevistamos para preguntarles sobre la idoneidad de este libro y lo que más les gusta de los viajes.
¿Qué os motivó a escribir un libro de viajes para la comunidad LGBTQIA+?
Mark Jason Williams: escribimos este libro porque no existía. La sección LGBTQIA+ de las guías de viaje suele estar al final y se centra en lugares de moda, bares y discotecas. Esas cosas son geniales pero no son para todos. A veces quiero ir a un pueblo pequeño, comprar antigüedades y quedarme en un alojamiento con encanto. Queríamos crear un libro que fuera inclusivo y proporcionara muchas ideas e inspiración para distintos tipos de viajeros.
Amy B. Scher: nuestra prueba de fuego para este libro fue: ¿es este un lugar al que podríamos llevar a nuestra madre? Queremos la misma diversidad a la que tienen acceso otras comunidades. Todos conocemos los lugares a los que ir para celebrar el Orgullo, pero ¿qué podemos hacer más allá de eso? Hay fiestas drag en el libro, pero también lugares a los que puedes ir para una reunión familiar. La idea era seleccionar una lista de destinos seguros y acogedores.
¿El hecho de formar parte de una pareja LGTBIQ+ cómo ha influido en vuestras experiencias de viaje?
ABS: hasta que conocí a mi mujer, nunca antes había salido con mujeres. Como mujer soltera, tuve que pensar en los lugares a los que podía ir y a los que no, como muchas personas heterosexuales. Pero nunca pensé en lugares a los que no podría ir con una pareja del mismo sexo. Cuando nos casamos yo quería ir a Marrakech. Algunos miembros de la familia me dijeron con cariño que les preocupaba el hecho de quizás no fuera un destino acogedor con nosotras. Esto me hizo comprender a qué se enfrenta la comunidad: no poder ser nosotros mismos libremente durante los viajes. Pero me alegra decir que las cosas realmente han cambiado y parece que podemos seguir viajando después de 15 años juntas.
MJW: mi mujer y yo nos registramos en un hotel boutique una vez y había una tarjeta de bienvenida que comenzaba con «Bienvenidos Sr. y Sra.» Estaba molesta porque había intercambiado correos electrónicos con el conserje y sabían que éramos una pareja del mismo sexo. Se lo comuniqué a la propietaria y ella me dijo: “tengo muchos amigos homosexuales. No somos homofóbicos”. Y eso me hizo darme cuenta de que, más allá de la homofobia obvia, todavía hay formas en las que no damos la bienvenida a la comunidad LGTBIQ+.
¿Cuáles son los lugares favoritos a los que viajásteis para escribir este libro?
MJW: la Antártida es uno de los viajes de curación del alma más épicos y alucinantes en los que he participado. Estás en el fin del mundo, tan cerca de una ballena que puedes escucharla resoplar. Los pinguinos. Los glaciares. El asombroso paisaje y la vida salvaje.
AB: una de mis mayores sorpresas fue el Hill Country que rodea Austin, Texas (Estados Unidos). La mayoría de la gente sabe que Austin es bastante LGBTQIA+ friendly, pero a medida que mi mujer y yo nos adentramos en algunas pequeñas localidades, nos sentimos muy acogidas. Y no creo que ese sea un lugar al que hubiera ido hace muchos años.
¿El libro es siempre positivo o también advierte sobre lugares a los que no se debe viajar?
ABS: es abrumadoramente positivo. Son miniguías de 120 destinos seleccionados. Qué hacer, ver y dónde comer y alojarse. Un itinerario de muestra y un ejemplo de todas las posibilidades. Si una empresa está en el libro, significa que nos gusta.
Aunque también hay advertencias de que tal vez en «este» lugar se deba tener «este tipo de precaución» o ser más prudentes a la hora de tener muestras públicas de afecto.
¿Es ese uno de los aspectos más frustrantes de viajar con una pareja del mismo sexo?
MJW: la gente quiere tener la misma libertad que la comunidad heterosexual para darse la mano o un beso de forma pública. Pero si vas a un lugar donde ambas cosas no están bien vistas, quizás ese no sea el destino para ti.
En algunos países, los complejos turísticos están en una burbuja y dan la bienvenida a la comunidad LGBTQIA+. Dar la mano a tu pareja en la playa estará bien. Pero si fuera del complejo hay un lugar menos avanzado donde no puedes hacer eso, entonces debes preguntarte si la elección merece la pena.
¿Hay lugares en los que ofrecéis consejos individualizados para diferentes categorías de la comunidad LGBTQIA+?
ABS: cada capítulo tiene consejos sobre qué miembros de la comunidad deben ser más conscientes de la situación en el destino concreto. Pero también destacamos muchos aspectos positivos del estilo: en este lugar en particular, los derechos y la inclusión de las personas trans han llegado muy lejos o este destino es muy popular entre las parejas de lesbianas.
¿Qué fue lo que más os sorprendió mientras os documentábais para el libro?
MJW: incluso en los estados menos progresistas de Estados Unidos hay focos acogedores y comunidades muy inclusivas. Está Galena, Illinois o Eureka Springs en Arkansas. Kentucky tiene Louisville. Había más banderas del orgullo y negocios acogedores y negocios LGBTQIA+ allí, algo que jamás hubiéramos imaginado. Lo mismo ocurre con Salt Lake City, que per capita tiene más personas que se identifican como LGBTQIA+ que Los Ángeles. No hay que descartar destinos por una cuestión de creencias políticas.
¿Hay alguna manera en que los viajeros heterosexuales puedan ayudar a que los destinos sean más inclusivos?
ABS: una forma es apoyar a las empresas que exteriormente declaran que dan la bienvenida a la comunidad LGTBIQ+. Invertir en esos lugares para que puedan seguir funcionando. Estando de vacaciones ciertamente no es necesario ponerse a hacer un barrido de todos los negocios, pero dedicar unos minutos a veces puede marcar una gran diferencia para nuestra comunidad.
MJW: si eres una persona heterosexual y viajas con personas LGBTQIA+, a veces puede que necesiten un poco de espacio y eso está bien. Puede haber un bar al que quieran ir solos y, si no quieren compañía, no hay que tomárselo como algo personal. Y si no se sienten cómodos en un espacio en particular y quieren irse, no conviene cuestionar sus sentimientos. Son cosas pequeñas pero que ayudan mucho.
Esta entrevista se ha publicado en Forbes.com. Para leer el texto original se puede pinchar aquí.