Bodegas Emilio Moro ha cerrado 2023 con un incremento de su cifra de negocio del 5,3%, un aumento del 28,3% en facturación en experiencias de turismo y presencia en 70 países, además de que sigue apostando por la innovación y la excelencia «sin perder la esencia de una bodega familiar centenaria».
Así lo ha asegurado, en una entrevista concedida a Europa Press, la directora general de esta bodega, Patricia Sánchez Moro, que forma parte de la cuarta generación de la familia Moro, quien ha precisado que en la actualidad se encuentran al frente de ‘Emilio Moro’ la tercera y cuarta generación «con una apuesta decidida por la innovación con el objetivo de mejorar cada día».
En este sentido, Sánchez Moro se ha referido a tres proyectos de innovación en los que se trabaja en la actualidad en esta bodega con un departamento creado con el objetivo «de mejorar cada día, de ser mejores, ejemplares y responsables».
El 30% de la producción de Emilio Moro se exporta a 70 países, pero es Estados Unidos el país donde más se creció en 2023, un 8,9%, aunque las exportaciones de las referencias de esta bodega también subieron un 27% en Asia.
No obstante, como apunta Patricia Sánchez Moro, «México es el principal mercado, tiene un gran potencial» por lo que se sigue apostando por él y por seguir penetrando en otros países de Latinoamérica, mientras que en España destacan Madrid, Andalucía, Cataluña o Baleares, principales destinos de los vinos de Emilio Moro.
«Uno de nuestros objetivos es ser cada vez más internacionales», ha aseverado la directora general de Emilio Moro, por lo que en plantilla cuentan con tres personas que trabajan directamente en Estados Unidos y en México.
Las claves del «éxito» de los vinos de Emilio Moro están, según Patricia Sánchez Moro, en el carácter «familiar» de esta bodega, «la historia, la pasión y la tradición» que han heredado de sus antepasados, y el hecho de cada una de sus marcas «tiene una personalidad y una identidad única» lo que permite que el consumidor «los identifique y puede elegir cada uno de ellos según el momento».
Además, cada una de las etiquetas de sus vinos, algunas de las cuales se han cambiado, «lleva un trocito de la historia» de esta familia bodeguera «y de su tradición vitivinícola», ha aseverado Sánchez Moro.
Como ejemplo de ello, se ha referido a Elalba, un rosado que salió por primera vez al mercado el pasado año; Finca Resalso, que es «la gama más joven», Emilio Moro, que es «el alma máter» de la bodega o La Felisa, un vino ecológico y sin sulfitos, además de la Familia Malleollus o «el vino más especial», Clon de la Familia.
Aún así, Patricia Sánchez Moro ha explicado que hay que dirigir los esfuerzos a conectar con el público joven, algo que «hay que trabajar de forma conjunta todas las bodegas» y de la mano de la Federación Española del Vino (FEV) de la que forma parte Emilio Moro, ya que, según la directora general, «el vino se ha vendido y se ha comunicado de una forma muy técnica que ha hecho que el consumidor se aleje y que se piense que sólo se puede consumir en momentos super exclusivos».
«Y es todo lo contrario», ha apuntado Sánchez Moro, quien defiende «normalizar» el consumo del vino para acercarse al mundo de los jóvenes, pero de una forma «responsable» y que se pueda disfrutar de una copa de vino «y se pueda decir me gusta o no me gusta al igual que te puede gustar otro producto u otra bebida».
INAUGURA EL PRÓXIMO 23 DE MAYO SU NUEVA BODEGA EN EL BIERZO
La familia Moro ha apostado siempre por el medio rural donde se asienta, y como «ninguna empresa debería vivir sólo de lo que ha hecho en el pasado», como ha apuntado Sánchez Moro, hace más de 10 años se decidió dar un salto y «hacer realidad un sueño» de elaborar vinos blancos y salir del espacio de «confort» de la Ribera del Duero, lo que les llevó hasta la comarca leonesa de El Bierzo, donde el próximo 23 de mayo se inaugurará la nueva bodega de Emilio Moro.
Se encuentra entre Ponferrada y Molinaseca, donde Emilio Moro elabora tres vinos, ‘El Zarzal, ‘La Revelía’ y ‘Polvorete’, de la variedad de uva godello, «una variedad y una zona que tiene un gran potencial», ha explicado Patricia Sánchez, quien reconoce que este proyecto «es un sueño hecho realidad» que les ha permitido contribuir «al desarrollo económico» de este espacio.
Actualmente, en El Bierzo, Emilio Moro cuenta con 60 hectáreas en propiedad a lo que hay que sumar otras 10 hectáreas de otros viticultores, mientras que en Ribera de Duero cuenta con casi 400 hectáreas propias.
Junto a los vinos, en ambas bodegas se ofrecen experiencias de enoturismo, cinco en la bodega de Pesquera de Duero (Valladolid) y dos en Molinaseca (León), una oferta que en 2023 creció un 28%, ya que 13.000 personas pudieron disfrutar de las diferentes propuestas.
Una bodega que cuenta en la actualidad con la tercera y cuarta generación al frente y que, como reconoce Patricia Sánchez Moro: «sienten la pasión, el amor por la tierra, por la viticultura y por la historia» que comenzó Emilio Moro, quien nació en 1891 y que junto a su hijo del mismo nombre, sembraron la semilla de lo que es en la actualidad Emilio Moro.