Start-ups

Eduardo Anitua, el druida que cura a Rafa Nadal


“Tenemos capacidad para autorregenerarnos”. El cuerpo humano, sin intervención externa, vuelve a cubrir con hueso la cavidad que antes ocupaba la raíz de una muela. Cicatriza. El misterio reside en los factores de crecimiento, unas proteínas que si se saben activar son capaces de enviar al pasado la caída de los dientes (que antes se consideraba inevitable en los afectados por piorrea) o de hacer que la rodilla de Rafa Nadal no doble su carrera deportiva. “Es posible hacer que el cuerpo active esos mecanismos de regeneración porque ya los tiene”. Eduardo Anitua, fundador y director científico de BTI BiotechnologyInstitute, ha dedicado su vida a entender el mecanismo, buscar las proteínas, aislarlas y aplicarlas en el lugar de la lesión. Su descubrimiento, al que ha entregado 20 años, se ha utilizado para tratar a Nadal pero también al rey. Hay otra herida que Anitua lleva una vida peleando por cerrar: la desconfianza que se ha encontrado al salir a mostrar al mundo su descubrimiento, el plasma rico en factores de crecimiento. No le ha ido mal, aunque ha tenido que lidiar hasta con acusaciones de que sus técnicas constituían doping. Su empresa está presente en Alemania, EE UU, Italia, Canadá, México, Portugal, Japón y universidades foráneas usan sus productos, hacen estudios y ensayos clínicos. Pero ha costado. Mucho.

¿Qué ha cambiado en la investigación en España desde que usted empezó?
En los últimos 20 años, España ha aprendido a investigar y a publicar en las revistas más importantes del mundo porque, el trabajo no publicado es trabajo no desarrollado. Nosotros publicamos más de 30 trabajos internacionales al año en revistas referenciadas. Tenemos cientos de trabajos internacionales en estos momentos apoyando las técnicas y los productos que hemos desarrollado. En medicina vendemos seguridad. Cuando has desarrollado un producto español no sólo tienes que comunicar y dar seguridad, tienes que abrumar para que reconozcan que eres serio. Necesitamos un país que dé soporte a la marca y a la imagen de sus proyectos.

¿Qué debe cambiar?
Lo más grave es el gran déficit que ha tenido, no sólo España, que tiene Europa respecto a EE UU, a China, por no saber proteger su propiedad intelectual. En EE UU violas una patente o piensan que estás violando una patente y te precintan la oficina. En España, hoy mismo, tenemos varias demandas por violación de patentes y al ritmo que lleva este país, hasta dentro de unos años no saldrán los juicios. España sabe patentar, investigar, pero el Estado tiene que defender esa propiedad intelectual con una prioridad máxima. Si se viola una patente, el juicio debería ser en un par de meses.

¿Cómo es en otros países?
Cualquier empresa de EE UU, china o japonesa puede vender con libertad total en España. Cualquier empresa brasileña puede vender con una libertad casi total. Una empresa española, para vender en cada uno de esos países, tiene que pasar una cuarentena a veces de años para obtener las aprobaciones sanitarias. Tiene los certificados de la CEE, que son tanto o más exigentes que la FDA (EE UU) o los de Brasil, pero ellos protegen su propiedad industrial poniendo barreras. En Brasil, o fabricas allí o tienes unos aranceles del 40%. Eso es jugar protegiendo la industria propia y Europa no lo sabe hacer.

¿Cuánto negocio se puede estar perdiendo por esa desprotección?
Se pierden fortunas pero lo más grave es que se pierden proyectos. Que yo diga a Forbes que un laboratorio español es el que ha desarrollado las técnicas más eficaces del mundo en terapia regenerativa es algo que igual al lector le resulta sorprendente. Pero lo importante es que equipos de fútbol de todo el mundo, equipos de rugby, de baloncesto, jugadores de tenis están utilizando nuestras técnicas para tratar a sus deportistas. Técnicas que se han inventado en España, se han desarrollado en España y son patente española.

¿Qué ventajas puede tener el acuerdo de libre comercio con EE UU?
Tiene todo el sentido. En el mundo biosanitario, las exigencias son absolutamente equivalentes. Cuando has pasado los requisitos europeos, tienes tu certificado CEE y llegas a EE UU, te dicen, repita el mismo proceso con un laboratorio estadounidense. Eso significa, además de la cuarentena, que pagas a unos laboratorios de EE UU y que le estás dando un año de oportunidad a competidores americanos para que desarrollen productos que compitan con los tuyos.

¿Qué piensa de la inversión en I+D en España y de su recorte?
Yo creo que se ha invertido. Quizás se tenía que haber apostado más por proyectos que fuesen viables. Es una pena que desarrollemos proyectos para que sean fagocitados por una gran farma. Lo que tenemos que hacer es generar aquí grandes farmas. Sobre los recortes, no es momento de dividir.

¿Cuánto destina BTI a inversión?
El 100% del beneficio. En los últimos cuatro años (los de la crisis) nuestras inversiones en I+D han estado por encima de 30 millones de euros. Cuando todo el mundo en este país invertía en ladrillo, que era un dinero rápido y fácil, nosotros optamos por la I+D. El tiempo nos ha dado la razón.

¿El futuro de su descubrimiento?
Yo desarrollé la tecnología de plasma rico en factores de crecimiento y su aplicación en las áreas de la implantología oral y la cirugía oral. Recientemente hemos publicado un informe de la ortopedia y la medicina deportiva y ahora trabajamos en un enfoque biológico de la dermatología y la oftalmología.

¿Está al alcance de cualquiera?
Muchos de nuestros tratamientos están al alcance de casi todos los bolsillos. Por otro lado, hemos creado nuestra propia fundación para que lleguen a los que tienen menos recursos. Y la medicina pública en España está incorporando estas técnicas porque muchas veces no es un problema de dinero. Recientemente estuvimos en la lectura de una tesis de un trabajo hecho en un hospital público español con nuestros protocolos para el tratamiento y la prevención de la artrosis de rodilla. Es la única técnica publicada en el mundo en estos momentos con porcentajes de éxito del 83% y más de un 50% de los pacientes experimentan una mejoría que supone que dejen de tomar medicación. Imaginen lo que significa esto para un sistema público sanitario como el español. Es mucho más rentable para un país curar pacientes que tenerlos inhabilitados. Es mucho más rentable curar una artrosis que operar a un paciente de una prótesis de rodilla. Por no hablar de lo que supone psicológicamente para el paciente.