Pon los pies en la tierra
Aunque todos desearíamos muchísimas alabanzas, piropos y críticas positivas, ninguna persona ni empresa son perfectas. Todos pueden mejorar en algo. Las malas críticas te harán poner los pies en la tierra y ser realista con todo lo que acontece alrededor de tu negocio.
Distingue las críticas falsas
Habrá algunas que serán generadas por la competencia o similar. Esto no debe preocuparte en exceso, ya que el consumidor probablemente también sea capaz de distinguirlas si conoce tu empresa previamente. Quizás las críticas de la competencia sean síntoma de una buena gestión por tu parte.
No te tropezarás dos veces con la misma piedra
O al menos así debería ser. Una vez recibas una crítica por un hecho determinado, no se debería volver a repetir bajo ningún concepto. Escucha cada mala palabra sobre tu negocio y pon manos a la obra para subsanarla y que no tengas que volver a oírla jamás.
Habla cara a cara con tus clientes
Es la mejor forma de hacerlo. Si algo no les ha gustado lo mejor es que te lo digan a la cara y que vean que realmente vas a tomarte la molestia de intentar subsanarlo cuanto antes. Aunque la “mala experiencia” seguirá ahí, conseguirás minimizar sus efectos más de lo que imaginas.
Asume con realismo las críticas
No intentes obviar o dejar pasar lo que es evidente que no funciona. Tampoco trates de hacer sentir al cliente lo contrario de lo que está expresando, porque seguro que al menos algo de razón tendrá en sus comentarios. Es momento para manejar de la mejor forma posible la “comunicación de crisis” e intentar subsanar lo que se ha hecho mal.