Bajo el sol abrasador de la mañana en Las Vegas, el multimillonario Wes Edens y el secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg, han organizado esta semana una fiesta esta semana para celebrar el inicio de la construcción de Brightline West, el primer ferrocarril privado de alta velocidad de ese país.
Ahora viene la parte difícil. El proyecto de 12.000 millones de dólares (algo más de 11.200 millones de euros) tiene un retraso de tres años respecto al cronograma original (provocado por la pandemia y los trámites para la aprobación de diversas medidas medioambientales), pero si la construcción avanza tan rápido como promete el multimillonario cofundador de Fortress Investment Group, se abrirá a tiempo para llevar a los viajeros a través del desierto, 320 kilómetros por hora desde la Ciudad del Pecado hasta el sur de California, a tiempo para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
«El cronograma es realista y alcanzable», ha dicho Edens a Forbes. “El impacto de esto será duradero y prodigioso. Y quiero que tenga éxito porque quiero que tenga lugar el siguiente proyecto, el siguiente y el siguiente”.
Si logra construirlo a tiempo y ajustado al presupuesto, el proyecto de 350 kilómetros desde Las Vegas hasta Rancho Cucamonga –una pequeña ciudad al este de Los Ángeles, unida a la metrópolis mediante una línea de tren de cercanías– podría ser un catalizador para la alta velocidad ferroviaria en Estados Unidos.
Tan rápido calendario de construcción supondrá que esta línea se inaugurará años antes que el tren de alta velocidad de 120.000 millones de euros que California comenzó a construir hace casi una década, y que conectará San Francisco con Los Ángeles no antes de la década los 40.
Brightline, que también opera un ferrocarril en Florida, de Orlando a Miami, espera que 11 millones de pasajeros al año utilicen este tren, estimando que reducirá el tiempo de viaje entre Los Ángeles y Las Vegas a tres horas o menos, frente a las cinco horas o más por carretera. Y pretende hacerlo con emisiones de carbono radicalmente menores, al ser totalmente eléctrico. La compañía estima que el ferrocarril reducirá aproximadamente 400.000 toneladas de dióxido de carbono, al eliminar tres millones de viajes en automóvil anualmente entre Los Ángeles y Las Vegas.
«Creo que cuando este proyecto esté completo, se abrirán las puertas respecto a las expectativas estadounidenses con el ferrocarril de alta velocidad», ha dicho Buttigieg a Forbes. “Esto es importante porque establece que se puede hacer aquí (en Las Vegas) y en Estados Unidos”.
En un emplazamiento innovador, un terreno desértico y sin uso junto a la autopista 15 y cerca del Strip de Las Vegas, es donde va a estar la estación principal de Brightline West, así como futuros proyectos comerciales y residenciales que Edens imagina: «será irreconocible cuando se regrese allí dentro de unos años», según él mismo afirma.
La participación estatal
Todo esto en parte será gracias a uno de los principales promotores del proyecto: el propio Gobierno de Estados Unidos, presidido por Biden, reconocido amante de los trenes. A fines del año pasado, la Administración pública de ese país concedió a Brightline West una subvención de 2.800 millones de euros. Y en enero también aportó algo más de 2.300 millones de euros en bonos de deuda pública, una opción de financiación exenta de impuestos para grandes proyectos privados que beneficien al sector público.
El valor del promotor Edens
Wes Edens, que según Forbes tiene un valor de 3.900 millones de dólares y es copropietario de los equipos de baloncesto Milwaukee Bucks, en la NBA, y de fútbol Aston Villa FC, también está invirtiendo su propio dinero en el proyecto. “De hecho, he puesto mi dinero en lo que apoyo. Llevo mucho tiempo haciéndolo en este proyecto”, afirmó.
El tren de Las Vegas no es la última de de las aspiraciones ferroviarias de Edens. Entre sus futuribles proyectos también está “el triángulo de Texas”: Dallas a Houston, Houston a San Antonio y Austin; de Portland a Seattle; Atlanta a Charlotte; y ciudades del Medio Oeste, desde Cleveland hasta Columbus.
Pero, ¿cuál de ellos será el siguiente? Según Edens, “estamos tan concentrados en esto ahora que no hemos elegido el próximo proyecto. Pero diré esto: nos han contactado muchos gobernadores que sienten curiosidad. Creo que fácilmente podría haber un puñado que se conviertan en proyectos reales en los próximos 12 a 24 meses».
Cómo es el proyecto a nivel técnico
Pero es posible que Edens no encuentre fácilmente otra ruta interurbana de alta densidad que pueda llevarse a cabo con las mismas circunstancias favorables de Brightline West. Un grupo de inversores privados concibió el proyecto ferroviario en 2005, con el nombre de DesertXpress. Y pasaron varios años hasta que consiguieron la aprobación de la liberación de terrenos y rutas para la circulación de trenes en paralelo a la autopista 15, a través del desierto de Mojave. Pero, a pesar de que contaron con el respaldo de Ray LaHood, el secretario de Transporte de Obama, y del ex senador Harry Reid, no pudieron recaudar fondos suficientes para llevarlo a cabo. Eso le dio a Edens, que se describe a sí mismo como un nerd de los trenes, la oportunidad de adquirir los derechos en 2018 a través de su Fortress Investment Group.
“La ventaja que hay aquí es que se hizo todo el trabajo ambiental. Se había comprado todo el terreno”, dijo LaHood a Forbes. “Entonces, cuando comenzaron este proceso, muchos de los gastos y materiales más costosos ya estaban completos”.
El proyecto, que incluye tramos de vía doble para permitir que los trenes se crucen, requerirá primero la colocación de 2,2 millones de toneladas de grava y otros materiales de lastre. Luego, la empresa colocará encima 700.000 traviesas y 63.000 toneladas de rieles de acero procedentes de proveedores estadounidenses.
La mayor parte de la línea Brightline West discurrirá al mismo nivel que la autopista 15. Por eso, se instalarán muros protectores a ambos lados de las vías para evitar colisiones con vehículos que pudieran desviarse de la carretera.
El ferrocarril está diseñado para evitar pasos a nivel, que son portencialmente peligrosos para conductores y peatones. Pero a los ambientalistas les preocupa que las barreras de cemento en la carretera impidan la movilidad de cimarrones, tortugas del desierto, pumas y linces. Para abordar ese problema, Brightline ha trabajado con el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California y el Departamento de Transporte de California para incluir tres puntos de paso.
La compañía espera emplear a más de 10.000 trabajadores de la construcción y, eventualmente, crear al menos 1.000 puestos de trabajo permanentes cuando esté en funcionamiento.
Aparte de potenciar el interés en los trenes de alta velocidad en Estados Unidos, Brightline West es sólo la última de una serie de apuestas multimillonarias recientes en Las Vegas, incluido el Allegiant Stadium, que se convirtió en la sede de los Raiders de la Liga de Fútbol Americano, en 2020. Y también Las Vegas Sphere y un estadio de béisbol para los Oaklands Atletics en el momento en se trasladen a la ciudad, en 2028.
Extracto del tema publicado en Forbes, cuyo original se puede leer aquí.