Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE estudian la posibilidad de transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate para cubrir gastos sanitarios relacionados con la pandemia de Covid-19, en una línea de crédito especializada para gastos de defensa nacional, según propone el informe elaborado por el ex primer ministro italiano Enrico Letta que se presentará a los líderes en la cumbre de este jueves en Bruselas.
«Tenemos que aumentar nuestro desarrollo industrial para financiar nuestras necesidades de defensa o, de lo contrario, cargaremos con la vergüenza de gastar el 80% de nuestros fondos en materiales militares no europeos», ha incidido Letta este miércoles en rueda de prensa junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El informe de Letta advierte de que la capacidad industrial europea en los ámbitos de la seguridad y la defensa debe experimentar una «transformación radical» y propone, en concreto, una Línea de Apoyo a la Defensa, a semejanza del marco de Apoyo a la Crisis Pandémica, que proporcione préstamos de hasta el 2% del PIB de un país miembro a tipos de interés excepcionalmente favorables, destinados específicamente a gastos de defensa y seguridad».
Al igual que para acceder a créditos del MEDE, el único requisito sería el compromiso formal del Estado miembro solicitante de destinar los fondos exclusivamente a los esfuerzos de defensa nacional en la forma de un plan que deberá ser aprobado por el MEDE. Una vez adoptado, los Estados miembro podrán recurrir a la línea de crédito y retirar fondos hasta el importe acordado en las condiciones de su plan individual.
Consciente también del terreno que está ganando el «intenso» debate sobre la utilización de los eurobonos para defensa, el ya conocido como ‘informe Lettta’ reconoce que pese a las «sensibilidades políticas» que rodean esta idea, la emisión de deuda común tiene el «potencial» para «movilizar rápidamente importantes recursos y favorecer el desarrollo de proyectos de colaboración», lo que puede facilitar, a su vez, una transición hacia un mercado unificado.
Para salvar las distancias entre los simpatizantes y detractores de los eurobonos, el texto señala que este planteamiento «debería estar sujeto a ciertas condiciones». Así, considera que para mitigar las «legítimas inquietudes» que suscita la adopción de esta obligación financiera compartida, es «esencial» acompañar este enfoque de planes de reembolso «claros», lo que incluye establecer estrategias «viables» para aumentar los recursos financieros propios de la UE.
También indica que fortalecer el papel del Banco Europeo de Inversiones (BEI) representa un primer paso «crucial» y una «potente» herramienta para colmar el déficit europeo de inversión en defensa y mejorar las capacidades militares comunes de la UE.
De igual modo, subraya de nuevo la necesidad de promover la inversión privada ante la fuga, cada año, de unos 300.000 millones de euros de ahorros de las familias europeas a los mercados extranjeros, principalmente a la economía estadounidense, debido a la fragmentación del mercado financiero de la UE, por lo que Letta plantea un cambio de imagen para la Unión de Mercados de Capitales, que pide rebautizar como Unión de Ahorros e Inversiones.
Preguntado por el grado de apetito de los Veintisiete para actuar en base a sus recomendaciones, Letta ha ironizado con que sabe que el «el cajón es el peor enemigo», ya que es donde acabaron otros documentos similares previos, como los elaborados por el también ex primer ministro italiano Mario Monti en 2010 y 2014.
Al respecto, Michel ha destacado que ahora existe una «ventana de oportunidad única», un «consenso sobre la necesidad de mejorar la competitividad y un creciente interés por la defensa y la seguridad de cara a desarrollar la autonomía estratégica».