La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings ha confirmado la nota de solvencia ‘A+’ como emisor de la deuda a largo plazo de China, pero ha empeorado a ‘negativa’ desde ‘estable’ la perspectiva del rating ante los riesgos crecientes para las cuentas públicas de unas expectativas de crecimiento más inciertas para el gigante asiático.
«La revisión de las perspectivas refleja riesgos crecientes para las finanzas públicas de China a medida que el país enfrenta perspectivas económicas más inciertas en medio de una transición desde un crecimiento dependiente de la propiedad hacia lo que el Gobierno considera un modelo de crecimiento más sostenible», ha explicado la agencia.
Fitch expone que los amplios déficits fiscales y el aumento de la deuda pública en los últimos años han erosionado los colchones fiscales desde una perspectiva de calificación crediticia al tiempo que advierte de que «es cada vez más probable que la política fiscal desempeñe un papel importante para respaldar el crecimiento en los próximos años», lo que podría mantener la deuda en una tendencia ascendente constante.
En este sentido, señala que se está intensificando el estímulo fiscal, a medida que Pekín busca compensar los obstáculos económicos, ante lo que Fitch prevé que el déficit aumentará al 7,1% del PIB en 2024 desde 5,8% en 2023, lo que supondría el mayor desequilibrio presupuestario adverso desde 2020.
Asimismo, Fitch advierte de la incertidumbre relativa a la senda de consolidación, con una reducción del déficit gradual. «Hay poca claridad sobre las medidas de reforma para apoyar la consolidación fiscal a mediano plazo», subraya la agencia, para la que es probable que el Gobierno central continúe asumiendo un papel fiscal más amplio para apoyar las prioridades de inversión.
Por otro lado, la calificadora de riesgos anticipa que la deuda pública china aumentará al 61,3% del PIB en 2024 desde el 56,1% en 2023, lo que implica «un claro deterioro del 38,5% en 2019, cuando la deuda estaba muy por debajo de la mediana de sus pares», debido principalmente al apoyo fiscal sostenido para contrarrestar las presiones económicas, mientras que para 2025 espera que la ratio de deuda aumentará al 64,2% y a casi el 70% para 2028.
En cuanto al crecimiento, Fitch pronostica que la expansión del PIB se moderará al 4,5% en 2024, desde el 5,2% en 2023, debido a la persistente debilidad del sector inmobiliario y al consumo moderado de los hogares, como resultado de los efectos negativos sobre la riqueza derivados de la corrección inmobiliaria y un crecimiento algo lento de los ingresos.
No obstante, la agencia prevé que el crecimiento se mantendrá en torno al 4,5% hasta 2028 -más alto que el de sus pares calificadores- respaldado por grandes sectores manufactureros y tecnológicos, una alta inversión y urbanización. Sin embargo, advierte de riesgos a la baja notables, incluyendo incertidumbres en torno a la transición económica, la demografía, la disminución de la productividad, cambios abruptos en las políticas regulatorias y riesgos geopolíticos, especialmente relacionados con los flujos comerciales y de inversión.