1. Piensa qué quieres trasmitir
De una simple palabra o una pequeña frase pueden salir muchos significados. Cuando tengas claro el mercado al que te propones llegar y el producto que vas a comercializar, párate y piensa. El nombre se tiene que ajustar a estos parámetros para conseguir una mayor efectividad. Procura que se sepa de qué se está hablando e intenta que refleje la personalidad de tu equipo.
2. Pide opiniones
Los miembros del equipo, tus familiares o tus amigos pueden ser parte fundamental de esta elección. Quizás un día alguien de una idea que, aunque no sea la definitiva, te ayude a centrar un poco lo tu búsqueda. Unos pueden inspirar a otros por ello, es recomendable que escuches todas las propuestas, hasta las más absurdas.
3. Olvida las tendencias
Hoy algo te puede llamar la atención, hacerte gracia o incluso gustarte. Todo el mundo lo conoce y crees que llamar a tu negocio así es una buena idea pero, te equivocas. Piensa que las modas son pasajeras y, aunque hoy te encante, mañana lo aborrecerás. Estos nombres tienden a ser repetitivos, debido a la cantidad de gente que los usa, y pierden su carisma.
4. Evita caer en el 2.0
A menudo en la red encontramos palabras que se saltan letras como, por ejemplo, Flickr. Esto no funciona como nombre para una empresa. Debes buscar un nombre que facilite a los consumidores llegar hasta ti de la forma más sencilla y rápida y a través de cualquier medio. Inténtalo con un nombre en castellano normal y no te dejes llevar por lo extravagante. A veces, confunden mucho más de lo que informan.
5. Asegúrate de que puedes registrarlo
Nunca reduzcas tus opciones a una sola. Puede ser que, cuando vayas a registrarlo, otra empresa se haya adelantado y no puedas nombrarlo de esa manera. Para evitar esta situación lleva en una lista con los nombres finalistas y comprueba que estén libres. Si con uno sale mal prueba con otro y con otro hasta que des con el que será tuyo definitivamente.