La parte superficial de un negocio son los beneficios, el producto, la estrategia, las innovaciones, etc. En resumen, todos los procesos y las metas que se quieren conseguir en una operación. Pero esa es solo la superficie de un componente de individuos que se relacionan entre ellos de una forma u otra, y que además tienen que pensar de formas diferentes para lograr que todos estos procesos tengan cabida y resultados. Los negocios se basan de forma menos superficial en las relaciones. Pero no cualquier tipo de relaciones, sino las relaciones directas de los empleados en el trabajo.
Las relaciones humanas son muy complicadas, siempre entran en la ecuación las emociones, las historias personales, el carácter de cada persona, etc. Además, es necesario sumar el factor de que en ocasiones el ambiente laboral no es el mejor. Si la empresa se encuentra bajo mucha presión, lo más normal es que exista mucha más intensidad en las relaciones, tanto para bien como para mal. Por ello, es normal que a veces nos sintamos muy enfadados en el trabajo, es algo prácticamente inevitable. Hay muchas situaciones injustas que pueden generar este tipo de sentimientos en nosotros.
A veces, esto ocurre incluso de forma inconsciente. La mente opera de formas que no podemos comprender en muchas ocasiones. Lo bueno es que si estás muy enfadado por un tema que no tiene nada que ver con la oficina, puedes hacer que tu mente lo aparte para centrarte en lo que realmente importa en ese momento: el trabajo. Existen unas cuantas formas para llevar a cabo estas acciones a evitar.
Separa los sentimientos de las acciones
Estás enfadado, ahí está el sentimiento. Lo que hagas con ese enfado es por ende la acción. Para no precipitarte con la acción, es necesario que elabores un plan y una estrategia. Esto no significa que tengas que reprimir tus sentimientos, esto no es saludable nunca, pero si es necesario que los canalices de alguna formas.
Piensa un poco
Utiliza unos minutos para evaluar la intensidad del momento que estás viviendo y las consecuencias que puede tener tu reacción al respecto. Además, es importante que pienses en el conflicto en sí. Quizás no era para tanto y tu mente lo esté haciendo más grande por otras situaciones externas.
Existen muchas formas de lidiar con la ira, pero únicamente nosotros somos capaces de controlar en mayor o menor medida nuestros sentimientos y nuestras reacciones.