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Diego Elío, íntimo de los García Márquez: «Me contaba mamá que conocieron a Gabo en alguna de esas fiestas que solía hacer Carlos Fuentes»

Una década después de su muerte Gabriel García Márquez publica novela: 'En agosto nos vemos'. El escritor Diego Elío, íntimo amigo de la familia García Márquez e hijo de María Luisa Elío, a quien el escritor dedicó 'Cien años de soledad', comparte sus recuerdos con el Nobel en exclusiva para Forbes Women.
María Luisa Elío y Gabriel García Márquez, años 70.
María Luisa Elío y Gabriel García Márquez, años 60.

«Cuando me pidieron este texto pensé que me resultaría relativamente fácil escribirlo: nada más sencillo que sentarse a emborronar cuartillas sobre alguien a quien uno quiso mucho y con quien convivió de manera familiar. También se me ocurrió que podría contar alguna anécdota suya o mía con él, pintar con palabras su retrato, o decir lo mucho que lo quisieron mis padres, lo íntimos amigos que llegaron a ser, hablar de cómo me han acompañado sus libros y de lo admirable que fue. 

Podría describir sus casas alrededor del mundo, con sus cuadros y bibliotecas, esa atmósfera especial y el aroma que las caracterizaba. Podría hablar de su mujer –mi tía–, de sus hijos –mis íntimos amigos–, de sus mujeres, de mis sobrinos y hasta de sus mascotas. De cuando éramos casi vecinos en el sur de la Ciudad de México y yo me la pasaba en su casa, jugando con mis amigos, mientras los mayores conversaban y bebían durante horas. De esa casa en San Ángel a la que fui a pasar la mañana del único día que nevó en esta ciudad, en los años sesenta. Y también de cómo siempre recuerdo estas palabras, escritas a mano en la primera página de uno de sus libros: “Diego: este libro lo escribió un tío tuyo cuando estabas aprendiendo a hablar. ¡Imagínate, pues, cuánto tiempo ha pasado desde entonces!”.

Y sí, ha pasado tanto  tiempo que él ya no está entre nosotros, ni mi tía Mercedes, ni mis padres, ni los mayores. A esa dedicatoria que recuerdo de memoria, en mi ejemplar de su libro Cien años de soledad, le sigue otra impresa en el mismo libro: “A Jomí García Ascot y María Luisa Elío”, mis padres. 


María Luisa Elío y Gabo fotografiados en la casa de Cuernavaca del escritor, a finales de los setenta.

Me contaba mamá que conocieron a Gabo cuando llegó en un primer viaje a México, de camino a Europa, por su común amigo Álvaro Mutis, en alguna de esas fiestas o reuniones que solía hacer Carlos Fuentes. Luego hubo un segundo viaje, ya con Mercedes y su hijo Rodrigo, de apenas un año, rumbo a Nueva York, en donde estuvieron una temporada para finalmente regresar y establecerse en México, en donde nació su segundo hijo, Gonzalo. Eso fue en 1962 y yo aún no había nacido. Así que, cuando yo aparecí por este mundo, ellos ya estaban ahí y fueron mis tíos Gabos toda la vida. 

Solían reunirse todas las tardes en esa casa de San Ángel (que, por cierto, ahora se puede visitar) y mientras Francine (la hija de Álvaro y Carmen Mutis), Gonzalo, Rodrigo y yo jugábamos, Gabo leía a sus amigos más íntimos, también escritores, los progresos del día de la novela que se había propuesto escribir contra viento y marea: Cien años de soledad. Mis padres, entusiasmados por aquellas lecturas, estaban convencidos del brillante futuro que le esperaba al libro, sobre todo mi madre que desde muy pronto le dijo: “Si tú escribes eso, el mundo no volverá a ser el mismo”. Así fue como Gabo les dedicó su novela, en todas las ediciones y en todos los idiomas salvo en la edición francesa, que está dedicada a Álvaro y Carmen Mutis. 

Hacia finales de los sesenta, los García Márquez se fueron a vivir a Barcelona. Ahí los visitamos, yo me instalé durante varios meses en su casa de la calle Caponata, mientras mi madre intentaba reencontrar su vida en Pamplona y escribía un diario que más tarde se convertiría en un relato largo, Tiempo de llorar. Pasaron los años y volvieron a vivir a México, de donde nunca más se fueron. Mi amistad con Gonzalo y Rodrigo continúa intacta y, entre las muchas aventuras que hemos compartido, Gonzalo y yo fundamos la editorial El Equilibrista, que hoy sigue publicando. He sido testigo de una historia maravillosa, de una vocación a prueba de todo, de una disciplina y de un talento asombrosos y de cómo la literatura se apodera de nosotros: de algunos como lectores y de otros como creadores. 

Hace tiempo supe que, entre los papeles de García Márquez, figuraba una novela inédita. Volveremos a leerlo, que es la mejor manera de que siga vivo entre nosotros.

Portada de la nueva novela de Gabriel García Márquez.

Historia de una mujer

Cinco relatos independientes conforman esta novela protagonizada por Ana Magdalena Bach, una mujer al borde de la tercera edad, culta y aún bella, que cada 16 agosto viaja al pequeño pueblo donde está enterrada su madre, para relatarle sus encuentros sexuales extramatrimoniales. Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del Nobel, dedicieron publicar esta novela póstuma que se le atragantó en vida al autor y que verá la luz el 6 de marzo. La novela tiene 150 páginas y será editada por Penguin Random House, su editorial de siempre.