El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, ha señalado este martes que los mercados europeos no pueden permitirse el riesgo de que los inversores «nos vean como más costosos o menos ágiles respecto a otras zonas como las que competimos».
En una jornada sobre el futuro de la pos-contratación de valores organizada por Cecabank y ‘Expansión’, el presidente del supervisor bursátil ha sostenido que es precisa una alineación del mercado europeo junto al del Reino Unido y Suiza en cuanto al paso de T+2 a T+1, una transición que ya se está llevando a cabo en Norteamérica con Estados Unidos al frente, de la mano de Canadá y México.
Sobre esa normativa, que versa sobre la liquidación de las operaciones, Buenaventura ha englobado que «el T+1 afecta buena parte de la industria financiera, no sólo al espacio de la pos-controtación» y ha puesto el foco en que «este es un cambio más drástico que el del paso del T+3 al T+2; ya que la ventana para realizar operaciones pasa de un día a unas pocas horas».
Buenaventura ha señalado a su vez que el punto de partida en Europa es más complicado que en Estados Unidos fruto de la mayor fragmentación del mercado, en tanto que la ESMA (Autoridad Europea de Valores y Mercados) prevé presentar a principios de 2025 un informe preliminar a los organismos comunitarios de Bruselas.
Ligado a los estudios que está realizando la ESMA, Buenaventura ha pedido una mayor colaboración por parte de las entidades españolas a la hora de enviar sus opiniones a la ESMA sobre la reforma del sector de la pos-contratación: «Si no opinamos e influimos a tiempo, luego no vale quejarse a posteriori».
Además, ha reconocido que el mundo de la poscontratación «no tiene el mismo glamour» que otras áreas del sector, pero que lo cierto es que ha atraído «más reformas y atención regulatoria» que otros ámbitos; es el «sistema venoso» de la industria financiera, ha reivindicado, para seguidamente señalar un mayor reconocimiento del sector.
Por otra parte, Buenaventura ha expresado que, en el marco de esta reforma, se prevé un incremento de los costes a corto plazo y beneficios más difusos a largo plazo.
Con todo, ha remarcado que los beneficios de pasar a T+1 son la mejora la competitividad de los mercados europeos y la eficiencia en su conjunto («papel acelerador de los procedmientos», ha explicitado), lo que redunda en menores costes de los inversores; si bien «los riesgos tampoco son despreciables» a la vista de los posibles fallos de liquidación que puedan ocurrir si no se hace bien al cambio, lo que podría dar lugar a penalizaciones.