El 8 de marzo es un día para conmemorar la valentía, la lucha y los logros de las mujeres en todo el mundo. Es un día para celebrar los avances hacia la igualdad de derechos y reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentamos. En este día especial, me gustaría destacar el papel crucial que jugamos las mujeres en el liderazgo y cómo la persuasión puede ser una poderosa herramienta para avanzar en el camino.
Podemos considerar la “Retórica” de Aristóteles como el origen de la ciencia de la persuasión. Retórica definida como la facultad de «descubrir en cada caso los medios de persuasión disponibles”: no se trata sólo de hablar bien y bonito, sino de analizar la situación y utilizar los argumentos más adecuados para cada audiencia. En el ámbito del liderazgo, la capacidad de persuadir, de conseguir influir en los comportamientos de los demás, resulta una habilidad vital.
Sí, has leído bien: existe la ciencia de la persuasión. Enmarcada dentro de la psicología del comportamiento y con suficiente evidencia científica para respaldar sus principios. La psicología afirma que las mujeres naturalmente somos mejores persuadiendo, colaborando y construyendo relaciones, valoramos más la diversidad de opiniones y la inclusión, tratando de buscar puntos en común y compromisos que permitan avanzar juntos.
Hace ahora 40 años que Robert Cialdini, doctor en ciencias de comportamiento y autor del libro más valorado en el entorno empresarial, enunció los siete principios de la influencia. Reciprocidad, simpatía, coherencia, autoridad, prueba social, escasez y unidad. Son universales, aplican en todas las culturas y, evidentemente, son independientes del género, es decir funcionan igual si quienes los aplican son hombres o si son mujeres.
Sin embargo, cuando nos asomamos a los territorios de la política o el liderazgo empresarial, donde la persuasión es una habilidad crítica, aún vemos una franca minoría femenina. Según datos de la ONU a enero del 2024, sólo 15 países están presididos por una Jefa de Estado, y 16 países tienen Jefas de Gobierno. Y sólo uno de cada tres puestos directivos está ocupado por una mujer.
El camino hacia el liderazgo femenino no está exento de desafíos. Las mujeres a menudo enfrentamos barreras estructurales y sesgos de género que pueden obstaculizar el avance. Necesitamos mujeres líderes que no solo persuadan con palabras, sino también con acciones, sirviendo como modelos a seguir y creando oportunidades para el crecimiento y el desarrollo de quienes las rodean. Y darles visibilidad, que nos sirvan de fuente de inspiración.
En este 8 de marzo, haz un compromiso para la acción:
– Apoya a las mujeres líderes: Fomenta la participación de las mujeres en puestos de liderazgo en todos los ámbitos. Y comunica bien alto sus logros, dales visibilidad.
– Desarrolla tu propio liderazgo: No tengas miedo de asumir roles de liderazgo y compartir tus ideas con el mundo.
– Educa a las nuevas generaciones: Enseña a los niños y a las niñas que el liderazgo no tiene género.
El liderazgo femenino es esencial para construir un mundo más justo, equitativo e inclusivo y la persuasión es una herramienta poderosa que podemos utilizar para inspirar a otros, generar cambios positivos y alcanzar nuestros objetivos.
¡Desarrolla tu potencial y únete al movimiento por un liderazgo femenino más fuerte!
Juntas podemos lograrlo.