Los bancos centrales podrían verse obligados a retrasar los recortes en los tipos de interés, puesto que es probable que la inflación del sector servicios se mantenga alta este año, según ha avisado este lunes el Banco de Pagos Internacionales (BIS).
Esto fenómeno se produciría porque los servicios se encuentran menos expuestos a la moderación de los costes energéticos y por su naturaleza intensiva en mano de obra, lo que, por el contrario, los hace más sensibles a las variaciones en la masa salarial.
En este sentido, se anticipa que dichas alzas se mantengan elevadas en las economías avanzadas y emergentes durante más tiempo del anticipado debido a lo «ajustados» que se encuentran los mercados laborales.
Si bien el repunte de los precios de los servicios desempeñó un «rol menor» en comparación con el de bienes al comienzo de la crisis del coste de la vida, «su importancia ha ido creciendo con el tiempo».
«En conjunto, una mayor contribución de los servicios puede hacer que las presiones inflacionistas sean más persistentes a corto plazo, ya que la inflación de los servicios es estructuralmente más pertinaz», ha advertido el BIS, que ha destacado también que la probabilidad de que dicho augurio se consume aumentará si los servicios se aceleran para igualar la tendencia que hubieran seguido en caso de no haber habido pandemia en 2020.
Así, si la economía vira hacia una mayor dependencia de este sector y los servicios siguen encareciéndose, la «posible ralentización de la desinflación podría hacer que la política monetaria siguiera siendo más restrictiva durante más tiempo».
«El hecho fundamental es que los precios de los servicios tienden a ser más pegajosos», ha coincido, por su parte, el asesor económico y jefe de investigación del BIS, Shin Hyun-song.
«Si los precios de los servicios recuperan su trayectoria anterior, esa rigidez podría ser aún mayor, lo que retrasaría aún más los recortes de los tipos de interés», ha elaborado.