Barcelona es uno de los puntos turísticos más importantes de toda Europa. Incluso podríamos atrevernos a decir que también lo es a nivel mundial. Cada año, la Ciudad Condal recibe aproximadamente 8 millones de turistas, cifra que aumentó tras la pandemia. Es la ciudad española que más visitantes extranjeros acoge en nuestro país, seguido de Madrid y Sevilla. Y en números económicos, la recaudación es considerable: en 2022, entre los meses de abril y septiembre, la ciudad recaudó por su tasa turística cerca de los 25 millones de euros.
No obstante, al convertirse en una atracción turística masiva, ha provocado también un efecto rechazo por parte de los barceloneses locales llamado turismofobia. Es algo también visible en la ciudad, con numerosas pintadas en las paredes de varios edificios donde se pueden leer frases como «Fuera los turistas», «No al turismo masivo» o incluso trampas en las playas catalanas por la masificación turística.
Por esta razón, el Ayuntamiento de Barcelona ha ideado una estrategia para ayudar a los vecinos molestados por la masificación del turismo extranjero. Se trata de un plan llamado «Plan Clima Escola Barcelona» con el que se dotarán a todas las escuelas públicas de la ciudad con un sistema de generadores de energía para luchar contra los estragos del cambio climático. El plan consistirá en instalar placas fotovoltaicas que producirán electricidad para funcionar el nuevo sistema de climatización de aerotermia. Estas sustituirán las instalaciones gas e impulsará la eficiencia energética de los edificios.
¿Y qué papel tiene aquí el turismo? Gracias al impuesto turístico que se aplica en toda la ciudad se destinarán 100 millones de euros recaudados por esta vía para financiar el «Plan Clima Escola Barcelona». De esta forma, el gobierno local tratará de suavizar la percepción de los vecinos de la ciudad sobre el turismo extranjero.
«Hasta ahora hemos gastado estos impuestos en compensar el impacto que los turistas tienen en la ciudad, incluidos los servicios de limpieza, la seguridad y el transporte público», declaró Jordi Valls, responsable de promoción económica y turística de Barcelona, al diario South China Morning Post. «Este año hemos decidido dar un paso más y destinar el impuesto a financiar servicios públicos desde el punto de vista climático».
El plan se llevará a cabo en 148 escuelas, 3 de educación especial y 3 institutos y se dividirá en dos fases de tres años, con 83 centros entre 2024 y 2026 y 87 entre 2027 y 2029. En total, se espera que gracias a esta estrategia se beneficien 55.519 alumnos de la ciudad.