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¿Por qué el sueño puede con nosotros cada lunes?


En una palabra: ansiedad. La forma cambia dependiendo de las situaciones individuales, pero el principal motivo que nos mantiene despiertos la última noche de la semana es la ansiedad. Según una encuesta del año 2015 elaborada por el Daily Mail, la preocupación ante la dura mañana que nos espera impide que caigamos en los brazos de Morfeo.

La ansiedad sobre todo el trabajo que te espera la próxima semana junto con la rabia de lo rápido que se ha pasado el fin de semana crea una gigante bola de nieve que se traduce en insomnio. Aquellos con empleos físicamente desafiantes se enfrentan de nuevo a la acción después de un par de días de baja actividad. Pero no importa el tipo de trabajo, basta con saber que al día siguiente toca empezar una nueva semana laboral.

Esta teoría la corroboran los canales de televisión. No es de extrañar que los domingos por la noche se aprovechen para ofrecer los mejores programas en la programación. Alimentan nuestra necesidad de distracción cuando estamos más propensos a cavilar sobre la nueva semana. Son una potente medicina.

A esto hay que añadir que cada domingo nos enfrentamos al autoimpuesto jet-lag. Los fines de semana solemos cambiar los patrones de sueño. Como todos sabemos, cuanto más tarde se acuesta uno el viernes y el sábado, más costará dormirse el domingo. Si a esto le añades las siestas después de la comida, se perturba por completo la regularidad del sueño.

Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar el insomnio los domingos por la noche?
Los investigadores del sueño han examinado la relación simbiótica entre la ansiedad y el insomnio, y el veredicto es que dormir menos durante toda la semana produce mayor ansiedad al final de la semana y, por lo tanto, más probabilidad de padecer insomnio.

La clave es mantener rutinas de sueño constante durante toda la semana, incluyendo los fines de semana. Otra costumbre que ayuda es reducir el tiempo que se pasa delante de los dispositivos digitales, ya que está demostrado que las luces que desprenden alteran el sueño y todo lo que ofrecen evitan que queramos acostarnos pronto.