Planifica los días. Chris Bailey, autor de The Productivity Project, habla de la ‘regla 3’: “Al comienzo del día pregúntate, ‘cuando acabe la jornada de hoy, ¿qué tres cosas importantes tienen que estar hechas?’” Con esta pregunta conseguirás determinar a qué debes dedicarte a primera hora (cuando tienes más energía) y qué debes reservar para el final del día.
Gestiona las distracciones. Nos pasamos el día expuestos a agentes que pueden hacer peligrar nuestra productividad. Organiza tu día de manera que reserves ciertas horas para contestar a los correos, reunirte con tus jefes o compañeros de trabajo o desconectar y resolver tu vida personal.
No hagas lo que otros puedan hacer (o lo que no sea necesario hacer). Este punto está muy relacionado con el primero. Hay muchas tareas que son secundarias en nuestro día a día o que simplemente pueden hacerlas otras personas. No seas la persona que siempre diga que ‘sí’ a todo y céntrate en hacer aquellas cosas que solo tú puedas hacer y de las que los demás puedan depender.
Cambia tu horario. La razón por la que quieres más horas en tu día es porque están tan ocupado con el trabajo que no puedes dedicarle todo el tiempo que querrías a tu familia, amigos u ocio. ¿La solución? Cambia tus horarios. Acuéstate pronto, cuando tu familia lo haga, y levántate antes para adelantar todas esas cosas que se te eternizan durante el día.
Conecta con tu oficina. Trabajar desde casa a veces te permite ahorrar mucho tiempo. En muchos trabajos no es posible, pero si en el tuyo te dan la oportunidad de hacerlo, inténtalo. Así no perderás tiempo en arreglarte, moverte hasta el trabajo, comprar el café de cada día…