Las notas de mi móvil son un popurrí que produce risa. Listas de la compra mezcladas con listas de las campañas favoritas al Club de Creativos, indicaciones para llegar a cualquier sitio junto con textos como éste, apuntes de una reunión al lado de la cantidad de cervezas que me he tomado en un mes. Supongo que leer las notas del móvil de alguien debe de ser una de las mejores maneras de conocerle. En las mías encontrarían todo lo que he indicado, pero sobre todo anotaciones crípticas que voy haciendo a lo largo de la semana, cuando se me ocurren ideas para estas columnas.
Los últimos siete días he tomado nota tres veces. Tres veces se me ha encendido la bombilla que dice “Ahí hay un buen texto”. Han sido las siguientes:
“Objetivos realistas y ambiciosos vs objetivos irreales”
Volábamos de vuelta de Oporto a Madrid y mis dos compañeros y yo hablábamos de lo que se habla cuando estás con gente del curro: de trabajo. Con la complicidad que da estar a miles de metros de altura, debatíamos sobre los objetivos de cara a 2024. Siempre que llega el momento de planificar, toca poner objetivos. La conversación iba sobre números y, por motivos que no vienen al caso o a la confidencialidad, acabé anotándome esta frase con la que días después sigo de acuerdo (no siempre me pasa). Es tan nocivo para el futuro ser muy conservador como ser excesivamente ambicioso. Cuando a uno le fijan un objetivo inalcanzable, se convierte en una losa de frustración que arrastrar durante todo el año. El riesgo de tirar la toalla es mucho más alto que cuando te quedaste corto, porque en lo inabordable siempre irás perdiendo.
“OT canción Residente”
Andaba yo, como cada noche, desplazando mi pulgar hacia arriba en TikTok, cuando me apareció el siguiente vídeo:
Los chavales de OT reaccionando a René, de Residente, el gran temazo de la pandemia. Al principio me daban vergüenza los vídeos de “reaccionando a”, pero he cogido gusto a ver a gente reaccionando a goles, especialmente cuando son del Athletic Club. Resulta que me tragué todo este vídeo entero y me pareció bonito que los concursantes, que se afanan hasta por entonar en un Cumpleaños feliz, descubriesen algo que aplica a todas las disciplinas: que el sentimiento y lo genuino vencen siempre a cualquier cuestión objetiva. Uno puede cantar genial, pero no transmitir nada. O también se puede cantar normalito y emocionar una barbaridad. Imposible no llorar con ese “Cabeza, rodillas, muslos y cadera”.
“Niños dando al Skip Ad de Youtube”
Ayer encontré la prueba definitiva de que la mayor parte de las campañas son paisaje que quieres quitarte de encima lo antes posible, el ejemplo perfecto para corroborar la importancia de romper los bloques para no ser un estorbo más. Estaba yo enseñando algunos vídeos de Youtube a mi hija de apenas dos añitos (tranquilos, no siento ninguna culpabilidad por tirar de iPad a veces), cuando me di cuenta de que entre vídeo y vídeo, al salir un anuncio, golpeaba la pantalla en el lugar en el que ponía “Saltar anuncio”. Sólo no lo hizo una vez, que fue cuando salió el tráiler de Griselda, la serie de Sofía Vergara en Netflix, que parece que le gustó. Al siguiente spot, vuelta a pasarlo. Así de eficientes son la mayoría de campañas, salvo cuando te planteas que de verdad aporten algo.
Benditas notas del móvil, lo mismo valen para un roto que para un descosido.