En la Columbia Business School se ha realizado un estudio sobre cómo ciertos empleados consiguen cobrar su sueldo a fin de mes sin hacer practicamente nada en su puesto de trabajo. Encabezada por el profesor especializado en liderazgo y resolución de problemas organizacionales Eric Abrahamson, la investigación ha concluido con la extracción de un decálogo de técnicas de evasión de responsabilidades que te contamos a continuación.
Trabajar desde casa
El teletrabajo puede ser una de las formas más sencillas de evitar trabajo o simplemente trabajo de más. Al no estar en la oficina, el jefe posiblemente tirará primero de quien tiene a mano en cada momento.
Pasar mucho tiempo fuera del escritorio
Ir constantemente al baño, a las oficinas de otras divisiones de la empresa, a tomar café… Lo que sea con tal de no estar en el sitio demasiado tiempo cuando se está libre. Si el jefe no encuentra al trabajador, no le puede mandar más cosas.
Dejar lleno el buzón de voz
Si el buzón de voz de alguien está lleno, dará la sensación de que tiene demasiadas llamadas, está sobrecargado y no puede atender más cosas, por lo que no se le molestará demasiado ni se le encargará más trabajo.
Hacerse el despistado con buena voluntad
La mentira tiene las patas muy cortas, pero hay personas que son capaces de transmitir disposición a hacer las cosas y parecer simples despistados cuando no las hacen. Eas supuesta buena voluntad nubla el juicio de los demás.
Decir que se tarda más de la cuenta en hacer una tarea específica
Si no hay nadie en la empresa que pueda hacer un trabajo determinado, decir que se tarda más de lo que verdaderamente se tarda, deja al empleado en cuestión más tiempo para vaguear sin que los demás se puedan percatar.
Anticipar posibles fallos
Decir a los jefes que algo que se le ha asignado puede salir mal, que puede pasar tal o tal otra cosa para que piensen que es mejor mandárselo a otra persona o directamente no llevarlo a cabo por parecer demasiado complicado.
Parecer muy ocupado
Decir “estoy hasta arriba” o frases similares a menudo cuando los demás preguntan “qué tal” puede hacer que un jefe no pida más trabajo a esa persona para no agobiarla más. Al final, una mentira repetida muchas veces parece una verdad. Esa es la cuestión aquí.
Magnificar las buenas acciones
Hablar del trabajo bien hecho como si se hubiera hecho la obra de caridad del siglo para que parezca que alguien no merece más trabajo, porque ya ha hecho suficiente.
Practicar la “ciberpereza”
Programar e-mail de madrugada o tener siempre un Excel enrevesado preparado para abrirlo cuando pase algún superior al lado del ordenador son algunas técnicas que ayudan a parecer siempre ocupado.