Si no fuese porque leo las noticias todos los días, podría llegar a pensar que el mundo vive una oleada de fraternidad inaudita. Spoiler: no la vive. Amigo por aquí, amiga por allá, todos al borde de darnos la paz, como en el momento más icónico de misa, una penalidad para los que echamos de menos que el gel hidroalcohólico no proliferase antes de 2020. Amigo de voz, amigo en mensajes de WhatsApp, amigo en los emails, amigo en las felicitaciones navideñas. Y es que, de un tiempo a esta parte, se ha puesto de rabiosa moda llamar “amigo”, como quien antes decía “tío” o “pisha”.
Siempre me ha intrigado, casi tanto como la multiplicación de restaurantes Malvón, la extraña lógica que pone de moda ciertas expresiones. Hace unos años sustituir “lo siguiente” por un superlativo fue la última tendencia, en 2021 todos decían “me hace sentido” en las multinacionales, en un suicidio lingüístico colectivo, y hoy “amigo” se ha colado en el ranking de tendencias. Puede que lo haya hecho con especial virulencia en los entornos de relación agencia y cliente, aunque sospecho que ya ha logrado escaparse de ese laboratorio para extenderse más allá. Los que recibáis constantemente mensajes con la coletilla “amigo”, manifestaos ahora.
En realidad, así como con las anteriores expresiones mencionadas tenía que pelear para no saltar y solicitar la detención del infractor, no tengo ningún problema con la muletilla “amigo”. Habría que ser muy maniático (puedo serlo) para odiarla, pero no es el caso. Simplemente, me hace gracia cómo todos empezamos a usarla mimetizándonos con el de enfrente, como cuando alguien cruza los brazos en un corrillo y, de repente, ahí estamos todos con la misma pose. Qué coño, cómo lo iba a odiar, si hasta haciendo un repaso rápido a mis comentarios hechos en LinkedIn recientemente me he topado rápido con un “Enhorabuena, amigo”. Me hace gracia cuando te regala uno alguien que no pasa de colega, pero, en esencia, me parece bello que alguien quiera recalcar que eres su amigo.
En las últimas semanas, estoy detectando una posible evolución del “amigo”. Ya son tres o cuatro mensajes los que he recibido con un “querido” sustituyendo al “amigo”. “Buenas, querido” como arranque del mensaje, en una argentinización de la expresión que le añade un matiz distinto a la moda. Veremos cómo evoluciona esta nueva tendencia que comienza a enseñar la patita, os mantendré informados. Hasta entonces, esto es todo, amigos.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.