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Opinión Javier Ortega Figueiral

No es un milagro. Es aviación comercial

El accidente de Tokio vuelve a demostrar que la apuesta por profesionales preparados es la base de la seguridad del sector

La primera noticia aeronáutica de 2024 ha llegado desde Japón el segundo día del año. Horas después de que un terremoto sacudiera la costa occidental del país, dos aviones chocaron en el aeropuerto de Haneda, uno de los que sirven a Tokio y el de mayor tráfico del país. 

El caso es que un avión de gran porte modelo A350 de Japan Airlines impactó con un turbohélice del servicio de guardacostas japonés. El Airbus estaba aterrizando procedente de Sapporo, un enlace que no llega a los 90 minutos, y el Dash de la Guardia Costera iba a despegar rumbo a Niigata, ciudad afectada por el terremoto, para llevar suministros. 

Por razones que se están investigando y aun se tienen que aclarar al 100%, el turbohélice entró en la pista de vuelo antes de tiempo, pues esta tenia que estar libre para permitir la llegada del vuelo de la JAL. Sin embargo, el guardacostas entró en la pista cuando el Airbus estaba a punto de tomar tierra, a unos 250 kilómetros por hora. Ambas aeronaves chocaron y el incendio fue inmediato. La de pasaje se arrastró por la pista en llamas y la de servicio público quedó desintegrada. 

Y hubo muertos, sí, aunque todos del servicio de guardacostas: cinco de los seis ocupantes del Dash fallecieron y el comandante del avión salvó la vida, aunque sufrió quemaduras graves. A su vez, en el avión de Japan Airlines, en el que entre tripulación y pasajeros viajaban 379 personas, todas sobrevivieron, pues el Airbus fue desalojado por las rampas inflables mientras ardía y llegaba, casi de inmediato, el personal de emergencia del aeropuerto. De las casi 400 personas que viajaban de Sapporo a Tokio, solo 14 sufrieron algunas heridas menores al evacuar el avión. 

No es un milagro

Horas después del accidente, en medios escritos, televisiones y radios se ha impuesto una palabra: milagro. “Milagro en Tokio”, “Milagro en el aeropuerto de Haneda”, “Fue un milagro”, “Milagro tras la pesadilla” o “cientos de pasajeros escapan de milagro”, son tan solo algunos de los titulares que se han usado para describir, de manera demasiado fácil, lo sucedido. 

Recordemos como se define un milagro de acuerdo con el diccionario de la lengua española de la RAE: 

1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.

2. m. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa.

Ninguna de las dos es aplicable para definir lo inmediatamente posterior al choque en Haneda. De una parte, el hecho de que todos los ocupantes del Airbus salvasen la vida no tuvo origen divino ni sobrenatural. Por otra, que se evacue con éxito de un avión no es raro, extraordinario o maravilloso. Es algo que en este sector se contempla como posibilidad, por remota que pueda ser. De ahí que la seguridad sea una prioridad y una profesión.

Aviación comercial

Si todas esas personas salvaron la vida es porque hasta en un caso tan y tan excepcional como un choque en pista durante el aterrizaje, las tripulaciones de cabina de los aviones están preparadas para realizar una evacuación en caso de emergencia. Dependiendo del numero de pasajeros que viajan a bordo de un avión hay un numero de auxiliares de vuelo. Están siempre a bordo para atender al pasaje en una proporción adecuada y calculada para garantizar su seguridad.

Los auxiliares de vuelo o TCP, siglas de Tripulantes de Cabina de Pasajeros, son la primera cara que ve un pasajero al embarcar y la última al salir de un avión. Están a bordo para recibirle y ofrecerle el servicio a bordo. Dependiendo del vuelo, tarifa o tipo de compañía, este irá de acuerdo con la política comercial de cada aerolínea. Estos tripulantes suelen ser la imagen amable de las compañías aéreas, si, aunque si están allí, volando y acompañando siempre al pasaje es básicamente por su seguridad.

Y eso es lo que hay que recordar: si los pilotos son quienes se encargan de llevar la aeronave de forma segura y además de la experiencia acumulada siguen entrenando para ello durante toda su carrera,  los auxiliares de vuelo son quienes están preparados para que el pasaje viaje con seguridad. De ahí que sepan de memoria cada detalle del avión que vuelan, donde está todo y cuales son las medidas de seguridad de la cabina. De ahí que entrenen continuamente las posibles situaciones de emergencia y simulen en cursos continuos todas las posibles situaciones anómalas que se pueden generar a bordo y en tierra. Afortunadamente, la mayoría de profesionales que trabajan como TCP en acabarán su carrera o etapa profesional en aviación sin haber realizado una sola evacuación, aunque si es necesario, como en el caso de Japan Airlines estarán listos para ello y para salvar vidas.

No es un milagro. Son profesionales preparados. La aviación comercial es una industria donde prima la seguridad y un sector muy normativizado, para todos los que trabajan en ella. La intención es que los miles de aviones y millones de pasajeros que diariamente van de un lugar a otro, ya sea durante unos minutos o por varias horas, simplemente vuelen… sin protagonizar ningún titular.