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Cinco hábitos que hacen de Elon Musk un innovador


1. Mientras la mayoría de la gente ve la tele, él lee. Al igual que Warren Buffett (quien asegura que lee 500 páginas cada día) Elon Musk es un lector empedernido. Ha declarado en varias entrevistas que cuando aún estaba en el colegio leía durante unas diez horas al día, devorando todo lo que caía en sus manos, incluida la Enciclopedia Británica al completo.

2. Es curioso y autodidacta

Por si su afición a la lectura no fuera suficiente, Musk cree firmemente en las bondades del aprendizaje autodidacta. Con tan solo doce años utilizó sus conocimientos básicos de programación para crear Blastar, un videojuego que vendió a PC y Office Technology por quinientos dólares. Después se graduó en Física y Matemáticas. Hoy su fortuna está valorada en 14.500 millones de dólares y abandera compañías que, a priori, no tienen demasiado que ver unas con otras. Excepto por el hecho de que, por supuesto, a él le apasionan.

3. Su optimismo no tiene límites
Si hay algo que caracteriza a Elon Musk es que su vaso está siempre medio lleno. Y es que el principal secreto de su innovación reside en su entusiasmo. Sabe que está haciendo algo bueno por el mundo y marcando la diferencia, y cree tan profundamente en SpaceX que de su oficina cuelgan dos posters gigantes en los que se ve Marte antes y después de que colonicen el planeta. Según sus propias palabras “quiero morir en Marte. Y no precisamente por el impacto al aterrizar”.

4. Ve el fracaso como una opción
Mucha gente, incluyendo renombrados expertos, trató de disuadir a Musk de sus planes diciéndole que eran ridículos y estaban destinados al fracaso. Y, aunque es cierto que algunas de sus ideas nunca terminaron de despegar, las que sí lo hicieron están cambiando el mundo. “El fracaso es una opción aquí. Si no estás fallando, no estás innovando lo suficiente”, suele decir.

5. Sabe muy bien cómo divertirse

Elon Musk es un party animal. El libro que escribió sobre su vida la escritora Ashlee Vance cuenta, por ejemplo, que para pagar su universidad en Ontario convirtió su fraternidad en un exitoso club nocturno. Además, en su treinta cumpleaños alquiló un castillo en Inglaterra para celebrar una fiesta de veinte personas, y estuvieron jugando al escondite hasta las seis de la mañana.