Cuando hay malas noticias. Las noticias negativas es siempre mejor darlas en persona. Un e-mail puede carecer del tacto necesario. Además, siempre es mejor dar la cara, las noticias nos e reciben de igual manera y tampoco se perciben igual en persona. Un e-mail puede denotar despreocupación y falta de interés.
Cuando no estás muy seguro de lo que quieres decir. La inmediatez del correo electrónico nos lleva en muchas ocasiones a escribir sin pensar demasiado lo que ponemos. Si no estás totalmente seguro de lo que debes poner, reflexiona, busca más información y escríbelo cuando estés seguro de lo que vas a escribir.
La situación es incómoda. Si las cosas no van bien o están tensas, lo último que debes hacer es escribir un correo electrónico. Trata de arreglar todo en persona o por teléfono. Cuando hay razones para estar molesto, todo se toma de forma mucho más negativa y un correo electrónico no te da la posibilidad de poner el tono que quieres.
Para pedir un aumento de suelto. Hay conversaciones que simplemente están destinadas a ser en persona. ¿Crees que tu jefe te tomaría en serio por e-mail? A veces quizá no te tome en serio ni en persona, como para hacerlo por escrito… Siempre puede salir con un “uy, no lo leí”. No te arriesgues.
Entre las 9 de la noche y las 7 de la mañana. Son horas en las que, de tener horarios normales, deberíamos estar cansados y las emociones pueden verse alteradas y hacernos escribir cosas de las que arrepentirnos o escribir mal por la desgana. Cuando no sea urgente, deja ese e-mail nocturno para otro momento.