Hub, un anglicismo que ya forma parte del lenguaje empresarial; un lugar donde talento, innovación y marcas se unen para cambiar el mundo digital. De la popularización de este término se han encargado grandes compañías –como Microsoft, Google o Amazon–, las cuales han instalado centros de innovación y desarrollo, sus hubs digitales, en España. Pero no hablamos solamente de compañías tecnológicas: Ikea ha elegido Madrid para crear eXperience Lab, donde se testa a nivel mundial nuevos productos y tiendas del futuro, L’Oreal tiene en la capidal su ecommerce de 14 marcas para Europa; en Bilbao y Valencia están los centros tecnológicos de Openbank sobre big data y ciberseguridad; Barcelona acoge los de Nestlé, Danone o PepsiCo, además de la sede mundial de HP de impresión 3D;Meta abrirá en Madrid el primer Meta Lab del mundo, especializado en el metaverso; en Málaga encontramos el centro tecnológico de Vodafone; IBM va a establecer en San Sebastián su centro de computación cuántica y AstraZeneca creará en Barcelona un hub de investigación biomédica de referencia mundial (y sin olvidarnos de compañías españolas, como Telefónica, con su hub de innovación Wayra o el de Aeternal Mentis en Álava sobre Inteligencia Artificial).
Un continuo goteo de empresas que eligen España como núcleo digital situando al país en un hub tecnológico de referencia en Europa y que poco tiene que envidiar a reconocidos polos como Londres, París, Fránctort, Berlin do Ámsterdam, tal y como apuntan desde la Asociación Española de la Economía Digital, Adigital.
Según el ranking Top Tech Cities of The Future 2021, España destaca entre los hubs más importanes del viejo continente gracias a Madrid y Barcelona (5º y 6º lugar). A esas ciudades se suman otras como Málaga, Valencia, y Bilbao. Todo un ecosistema digital que atrae inversiones millonarias, talento cualificado y crea puestos de trabajo.
Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? La ubicación geográfica, con una estratégica conexión digital con América y África, y una infraestructura cada vez más consolidada son algunas de las razones. A ello, el profesor de EAE Business School Ángel Barbero añade la calidad de vida y de la enseñanza en materia digital, diseño e innovación en nuestro país, así como una legislación laboral “bastante sólida” con unos costes “que no son de los más altos en Europa”.
Motivos que hacen que el índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) de la Unión Europea nos sitúe en la séptima posición, por delante de economías como la de Alemania y Francia. Además, somos el tercer país de la UE en conectividad y banda ancha. Unos hitos a los que están contribuyendo también las administraciones públicas. Prueba de ello es la Agenda España Digital 2026, la hoja de ruta del ejecutivo para la transformación digital del país. La apuesta por el desarrollo de infraestructuras digitales, el 5G, la mejora de la ciberseguridad, o el impulso de la Inteligencia Artificial y la economía del dato contribuye a alcanzar el estatus de hub digital del que hablamos. De hecho, la cobertura de redes 5G llega ya al 82,36% de la población y en el ámbito rural al 50,42%. Para 2025 el objetivo es alcanzar una cobertura ultrarrápida del 100%. En las zonas rurales será del 89,5%.
Según los últimos datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, la inversión en transformación digital se ha multiplicado por siete entre 2021 y 2023, frente a los tres años anteriores. La Agenda España Digital ya ha comprometido el 80% del total de los presupuestos asignados en los dos últimos ejercicios (7.364 millones de euros). El 20% restante se ha incorporado al presupuesto de 2023 para garantizar la ejecución del 100% de los fondos.
Una inversión a la que contribuyen las ayudas europeas de los fondos NextGeneration y que a juicio de Barbero pueden impulsar el desarrollo de España como centro tecnológico. Asimismo, según Adigital, la presidencia española del Consejo de la UE puede beneficiar esta prioridad de trabajo poniendo el foco en temas como la economía del dato o IA.
Estar entre los principales hubs digitales europeos tiene un impacto real en el PIB. La economía digital supuso un 22,6% en 2022 y de cara a 2030 las previsiones de Adigital apuntan que podría alcanzar el 40%. “Un PIB cada vez más digitalizado es positivo”, explican. “Muestra que el modelo productivo se está transformando para potenciar la competitividad, productividad y la generación de empleo”, destaca Miguel Ferrer, el vicepresidente ejecutivo de Estrategia y Agenda Pública de esta asociación.
Sin embargo, no todo el camino está hecho. Para Adigital aún hay una carencia de perfiles técnicos y habilidades digitales, se deben impulsar regulaciones como la de la inteligencia artificial, y continuar con las políticas digitales a largo plazo. “Los planes a 4 años no son suficientes. En la digitalización debe haber un acuerdo de las fuerzas políticas”, reclama Ferrer. En ello coincide Barbero, en crear un pacto de Estado con una “estrategia estructural” que permita a España ser un hub digital de primer nivel en los próximos años.
A LA VANGUARDIA DE LOS DATOS
También en la industria del data center se puede sacar pecho como hub europeo. En los últimos años, el crecimiento de centros de datos en España ha sido significativo. De hecho, en 2022 nos posicionamos como destino clave para la inversión en esta materia, según SpainDC, la Asociación Española de Data Centers, y gigantes del mundo de la nube como Microsoft o Amazon tienen ya su data center en nuestro país.
Además, las previsiones aseguran que el futuro puede ser aún más prometedor. Para 2026, la patronal espera multiplicar por seis la capacidad actual del sector y que se cuadruplique la potencia instalada hasta superar los 600MW. Spain DC cifra en 16.320 millo nes de euros la inversión que recibirá la Comunidad de Madrid en este sector y 3.520 Barcelona hasta 2026. Una fecha para la que se espera un incremento medio de potencia instalada en Madrid del 42% y del 52% para Barcelona.