Estar sometido a situaciones de estrés es algo muy normal y usual en la sociedad, ya sea por el trabajo o por circunstancias personales. Los mareos, la sudoración o los fuertes dolores de cabeza son algunas de las señales que apuntan a que estás estresado; sin embargo, la tensión nerviosa afecta de forma diferente a hombres y mujeres. Así, a la hora de comportarse en estas situaciones, ambos géneros presentan notables diferencias.
Las mujeres en situaciones de estrés tienen una actitud bondadosa, pues se muestran más empáticas y conciliadoras, pendientes del prójimo. Esto se debe a que aumenta la producción de la oxitocina, conocida como la hormona del amor. Por el contrario, los hombres presentan un carácter más irascible y agresivo, siendo más egocéntricos que ellas.
La forma de gestionar las situaciones de estrés por parte de las mujeres es mucho más reposada que la de los hombres. Ellas no tienen reparo en compartirlo con los demás, mientras que ellos se muestran más comedidos y prefieren mantenerlo “en secreto”. Por otro lado, la práctica de deporte es la forma más común que tienen los hombres para reducir el estrés; ellas, sin embargo, prefieren refugiarse en un libro o realizar actividades relajantes.
Al final, lo importante es lograr reducir el nivel de estés al que estés sometido, algo que los hombres tienen más en cuenta que las mujeres. Ellos buscan solución a las problemas, mientras que ellas se centran más en cómo gestionar las emociones. Aunque las diferencias sean tan marcadas, la forma de mantener el estrés bajo control es igual para ambos géneros.