El rey Felipe VI se ha referido este jueves, durante la clausura del XXII Congreso de Directivos CEDE, al nuevo escenario económico internacional y al elevado grado de incertidumbre existente, con las consecuencias derivadas del conflicto en Oriente Próximo y la guerra de Ucrania, para destacar el importante papel de los empresarios, y en particular de los directivos de las empresas, incidiendo en que de su buena gestión dependen «económica y socialmente muchas familias».
El Rey ha sido el encargado de clausurar pasado el mediodía el XXII Congreso de Directivos CEDE en el Palacio de Congresos de Granada, que este año ha llevado por título ‘Hacia un nuevo liderazgo empresarial’ y que ha contado con destacados líderes del panorama empresarial que han debatido desde la mañana sobre asuntos de calado como la incidencia del nuevo escenario geopolítico en la economía española o el futuro de la energía.
Don Felipe, que visitó hace unos días Granada con motivo de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebró en esta ciudad, ha recordado que estamos ante un nuevo escenario económico internacional caracterizado por un «elevado grado de incertidumbre y de cambio de paradigma económico». También se ha referido a las «claras consecuencias» sobre la economía mundial de los «terribles sucesos» que están aconteciendo en Oriente Próximo junto con la guerra de Ucrania y que provocan que las previsiones macroeconómicas de la economía mundial «tengan que ser revisadas».
«Este agravamiento de la incertidumbre global» hace, a juicio del monarca, que el papel de los directivos de las empresas sea «si cabe, mucho más importante» pues de ellos depende la «excelente y responsable gestión de los recursos humanos y materiales de una empresa y de esa buena gestión como directivos dependen económicamente y socialmente muchas familias».
Don Felipe ha expuesto que el proteccionismo, las barreras comerciales y los conflictos económicos se están multiplicando, lo cual puede traducirse en problemas severos para empresas y hogares. «Pero es importante que reconozcamos que la fragmentación de la economía global no es deseable ni buena para nadie», ha advertido el Rey, apostando por responder trabajando de forma simultánea y equilibrada reduciendo determinadas dependencias externas y fortaleciendo nuestras capacidades productivas estratégicas, mientras defendemos, al mismo tiempo, una economía global abierta.
Por ello, ha opinado que es necesario, en España y en Europa, una «reindustrialización», un «refuerzo de las capacidades productivas», convencido de que es necesario «proteger y reforzar el liderazgo en determinados sectores estratégicos que determinan el empleo y bienestar de los ciudadanos».
«Pero el propósito de mantener la economía abierta, requiere que seamos estratégicos, capaces e inteligencias a la hora de focalizar los esfuerzos en producir aquello que se pueda mediante tecnologías más sostenibles y competitivas. El objetivo final es convertir a la economía española en una economía más competitiva y flexible», ha abundado.
Finalmente, ha considerado «obvio» en este contexto la necesidad de impulsar nuevos modelos organizativos, más ágiles, flexibles y adaptativos en los que el liderazgo de los directivos será nuevamente clave para su éxito y efectividad».