Las frases hechas, como casi todo, funcionan en contexto. Desde pequeño preguntaba a los profesores que cómo Dios podía ayudar a los que madrugaban, si no por mucho madrugar amanecía más temprano. Cosas de la fe, imagino, pero es que de esa nunca tuve yo mucha, al menos como mandan los cánones. Acabé dándome cuenta de que dos cosas distintas podían ser verdad en contextos diferentes. Algo así debe de pasarle también al “divide y vencerás”, aunque, como no sea en tu cartera de inversiones, otra cosa que tampoco tengo, o en el Risk, yo a esa frase hecha no le encuentro demasiado sentido.
El periodo que va de septiembre a diciembre es históricamente el de mayor trajín en las compañías, dado que es el momento de cierre de año y planificación del próximo. Somos muchos los que ahora estamos decidiendo qué hacer en 2024 y, con mi vocación de Victor Küppers de Hacendado, poseído por los gurús que sólo repreguntan y cuyo CV está más blanco que Iniesta, me aventuro a dejar un consejo que quedará para la posteridad, pero solo porque este texto será publicado, no por su profundidad: divide y perderás. Desde que lo pensé no paro de combatir contra el vencerás, tal y como rechacé a quien me ofrecía ayuda por madrugar.
Cuando hablamos de fijar objetivos, dividir es el camino más corto al fracaso, aunque sobre todo a la ineficiencia. Cuántas compañías se habrán perdido por querer abarcar demasiado, por perder el foco en cientos de objetivos. Si divides demasiado, perderás, porque en el fondo irás a medias en todo. Un poquito aquí, un poquito allá y otro pelín por ahí; en resumen, poco en todas partes. Fijar objetivos es escoger, entregar tus recursos a los mismos, ir decidido a por las cosas, saber que hay cosas que podrían ser interesantes, pero a las que toca cerrar la puerta, decir que no. A veces es difícil, pero los planes son también las cosas a por las que no vas. Divide y perderás. Seguro.
Quizá lo más complicado sea mantener este mantra durante todo un año. Avanzan los meses y empiezan a aparecer cosas tentadoras, pequeños objetivos distintos con los que flirtear. Quién sabe, puede que te hubieras equivocado al fijarlos, pero la mayoría de las veces es ahí donde te toca hacerte fuerte y ser fiel al rumbo que fijaste, a los dos o tres objetivos con los que te comprometiste. Es una pena, pero en la planificación estratégica no hay mucho poliamor.
Y hasta aquí un capítulo más de este ‘status’ del lunes. Si queréis más briconsejos, acudid aquí la semana que viene.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.