Desde pequeños nos han enseñado que no debemos generalizar, cada persona es un mundo, y no se debería hablar de nosotros como conjunto, sino más bien tomar el tiempo para conocer a las personas. Por unas cosas o por otras, los Millennials tienen mala reputación. ¿Quién empezaría este absurdo rumor sobre toda una generación? Y no es solo una crítica, son miles de ellas. Todo lo que se dice después del anglicismo “Millennial” es malo, pero no hay razones aparentes.
Sí, la primera generación completamente digital. Pero no todos los Millennials se sientan en cafeterías hipsters con un café, su mac, y preparados para hacer la fotografía de turno a su comida y divagar sobre la vida y su mala suerte. Aunque la verdad es que tienen derecho a hacerlo. Todos tenemos nuestros hábitos, o nuestra forma de ser, más forzada o menos, pero no estamos teniendo en cuenta todos los esfuerzos de esta generación para salir del hoyo y quitarse todos esos carteles que les han ido colgando.
Creo que las generaciones que tanto se quejan de los Millennials no han movido ni un solo dedo para intentar ayudarles, entonces tú también eres parte del problema del que tanto te estás quejando, o al menos esa es mi humilde opinión. Perdemos mucho tiempo quejándonos en vez de desarrollar las estrategias necesarias para converger y hacernos mejores los unos a los otros, para hacer avanzar al mundo. Los Millennials están reclamando todos los derechos necesarios para las minorías, es una generación que se preocupa profundamente por la justicia y los valores.
Las críticas más comunes es que son vagos, prepotentes y que carecen de identidad política. Es muy fácil culpar a una generación de los problemas que sufre el mundo, pero lo curioso es que la generación Millennial no es precisamente la que lidera el panorama político que tantos quebraderos de cabeza nos da a todos.
También es común recalcar lo poco que valoran las cosas, porque nunca han necesitado nada y se lo han dado todo hecho. Lo más curioso de todo esto es la fuga de cerebros que estamos viviendo, la segunda gran migración, pero claro, se lo han dado todo hecho. Por eso, muchos de ellos se están buscando la vida, o simplemente demostrando el gran talento que tienen en otros países donde son realmente valorados, donde no importa si eres “Millenial” o si te llamas Emilio, importa que estés capacitado para trabajar.
Por ello, por el bien y el avance, por el propio sentido común, las demás generaciones deberían empezar a echar un cable a los Millennials, en lugar de remarcar todas esas críticas, que en ocasiones resultan bastante absurdas.