Opinión Eugenio Mallol

Robots, la amenaza se ha convertido en la solución

Munich reedita la ‘entente cordiale’ entre máquinas y personas para resolver desafíos como la falta de profesionales, la sostenibilidad y la automatización en las pymes.

Hace seis años nos parecía creíble aquella ilustración de R. Kikuo Johnson: un mendigo humano sentado en la acera recibe limosnas de robots bípedos transeúntes que van camino al trabajo. Pero las cosas han cambiado sustancialmente desde entonces. Puede decirse que personas y robots han firmado la paz. La amenaza inicial ha pasado a convertirse en un rayo de esperanza ante las distintas batallas que afronta el modelo productivo actual.

Las máquinas ofrecen una alternativa sólida contra la escasez de personal formado que afecta a casi todos los sectores, todo un clamor en el último Encuentro de las Telecomunicaciones de AMETIC en Santander. Incluso en las tareas más artesanales. En la última edición de Automatica Múnich 2023, la japonesa FANUC ha presentado un robot de horneado que asume los procesos de trabajo más monótonos en panaderías industriales y supermercados.

“Mi mayor temor es invertir en toda esta infraestructura y no tener gente para trabajar allí”, escribía recientemente en The New York Times Shari Liss, directora ejecutiva de la Fundación SEMI, dedicada a los empleados del sector de la microelectrónica en Estados Unidos. Se refería al impulso que está recibiendo la capacidad de fabricación de semiconductores.

La automatización y la robotización se postulan también como una palanca clave para reducir las emisiones de CO2 en la industria. En el caso del gigante de la robótica mundial, KUKA, adquirido por la china Midea Group en una operación electrizante, dice que la clave está en la simulación basada en software, que ayuda a planificar de forma eficiente las soluciones más complejas antes de su puesta en marcha.

De nada vale proclamar grandes objetivos, como el de alcanzar un 50% de cuota de mercado para las ventas de vehículos eléctricos en 2030 en EEUU, si no se domina el arte de la automatización. La mayoría de los fabricantes están invirtiendo en robótica industrial y aplicaciones colaborativas para liderar la transición hacia las nuevas tareas de montaje final y acabado. Sin el uso de robots industriales será difícil escalar la producción de tecnologías verdes.

“Necesitamos gestionar activamente la transición hacia una buena colaboración entre máquinas y humanos, asegurándonos de que las personas no se queden atrás», afirma Patrick Schwarzkopf, director general de la asociación europea de intralogística VDMA R+A. La inteligencia artificial es otro de los temas dominantes en esta nueva entente cordiale. Esto abre un océano azul de oportunidades a los innovadores de base tecnológica.

La startup alemana NEURA Robotics, fundada ¡en 2019!, una recién llegada podría decirse, es tan buena en inteligencia artificial aplicada a la automatización que ha conseguido aliarse nada menos que con Kawasaki Robotics, para ayudarla a entrar en el mercado de los cobots. Su serie conjunta CL acaba de ser presentada al público, por primera vez. La experiencia de 50 años de robótica de Japón se ha encontrado con la automatización innovadora de Alemania.

Asoman también cambios impactantes en la producción y la intralogística. Lo más espectacular del certamen de Múnich ha sido una demostración en la que diversos AMR (robot móvil autónomo), aportados por diferentes fabricantes, trabajaban de forma orquestada y se comunicaban entre sí gracias al software VDA 5050. Compartían un control central y un lenguaje de datos común.

La interfaz VDA 5050 ha sido promovida por VDMA y es realmente reciente: se dio a conocer en Dortmund hace apenas dos años. El grupo de empresas impulsor está comandado, claro, por la Asociación Alemana de la Industria de la Automoción. Otro asunto que debe obsesionarnos en el ámbito de la innovación tecnológica: la carrera de los estándares, hay tantos en juego ahora mismo y tan pocos en los que estemos influyendo.

A medida que los robots se vuelven más fáciles de operar, más flexibles para adaptarse al proceso productivo y permiten recuperar la inversión inicial más rápidamente, crece su atractivo entre las pymes y también entre las industrias menos automatizadas. Y ¿quiénes son unos maestros en aprovechar este tipo de oportunidades?

Intrinsic es una empresa de software e inteligencia artificial de Alphabet, la empresa matriz de Google. Su propósito es democratizar el acceso a la robótica mediante el desarrollo de un software y una plataforma de inteligencia artificial. En Automatica 2023 ha exhibido su primer producto para desarrolladores llamado Flowstate, un entorno intuitivo basado en la web para crear aplicaciones robóticas desde el concepto hasta la implementación.

También ha mostrado una solución modular desarrollada con el fabricante Comau que permite el montaje y desmontaje de un supermódulo de vehículo eléctrico híbrido enchufable. Juego de Tronos de los gigantes de la nube en torno a la industria. Apasionante. Una cosa está clara: se necesita automatización inteligente y redes digitales para que la producción sea económica y sostenible, sin entrar en dependencias arriesgadas.

Más complicado resulta determinar si, en la utilización máquinas con tecnología digital en el lugar de trabajo, el control siempre debe estar en manos humanas: el 45% de los encuestados por Automatica 2023 en Alemania están firmemente convencidos de ello. Pero este resultado contrasta con el de otros países: en Japón, por ejemplo, menos de la mitad (18%) aboga por una línea tan dura. En China (35%) y EEUU (38%), las exigencias de control humano son también mucho menores que entre los empleados en Alemania.

Asistimos, en definitiva, a un proceso de reinvención del papel de la robótica en el sistema productivo, una dinámica con ramificaciones en el ámbito de la inteligencia artificial, los materiales, la conectividad y, por supuesto, el software. Sin olvidar sus implicaciones éticas y su impacto en la formación y el empleo. Es una oportunidad para innovar tanto en la orilla de los proveedores de tecnología como en la de quienes deben readaptar su forma de fabricar.