Se estima que en el mundo hay aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas. En esa cifra se encuentra la clave del éxito del trabajo de Pedro Javier Sáez (Asturias, 1984): la utilidad. Este ingeniero ha descubierto la forma de generar un campo de visión auditivo para las personas invidentes. Hoy su app Lazzus susurra a estas personas la información que necesitan para poder desenvolverse en su entorno con una mayor soltura. Hablamos con él sobre su proyecto en el marco del Android Innovation Day, celebrado el pasado 10 de mayo en el Campus Madrid de Google.
-En este espacio defendiste con un elevator pitch de siete minutos tu proyecto, Lazzus, con el que ganaste el Premio G5 Innova. ¿Podrías defenderlo en medio minuto?
Lazzus es una app que ayuda a personas con discapacidad visual a saber qué hay allí donde apuntan con su teléfono móvil. Es una especie de linterna para invidentes. Facturamos en países como Reino Unido, Alemania, España o México, y estamos demostrando que ayudar a los demás no solo es bueno, sino que además puede ser muy rentable.
-Lazzus se basa en la existencia de un “pensamiento tecnológico”, o combinación de la realidad aumentada y los wearable devices. ¿Qué pretende este sexto sentido?
En este caso, conseguir que a un colectivo que la falta un sentido o capacidad, como es la vista, a través de la tecnología podamos suplirlo de alguna manera. Lazzus nos permite darle al usuario la información que tendría gracias a la visión.
-Susana Cabrero, autora de Una vida inteligente y ponente durante el evento de los Premios G5 Innova, dijo que si un emprendedor está vinculado a un cambio social es un privilegiado. ¿Te consideras un privilegiado?
Sí. El haber encontrado Lazzus ha sido una suerte. Cuando te metes en ingeniería lo que piensas es que todo eso que has soñado lo puedes llevar a la práctica gracias al software, y con este proyecto no solo conseguimos llevar un sueño a la práctica, sino también hacer algo para la sociedad. Toda startup tiene momentos bajos en los que piensas, madre mía, en qué lío me he metido, pero el hecho de saber que estás haciendo algo útil te da un empujón.
-Defiendes la financiación a través del bootstrapping. ¿Esta es la solución a una mala experiencia con inversores o a la carencia de los mismos en España?
Sí que hay inversores en España, y gente que saca dinero rápido sin problema. Nosotros con Lazzus estamos iniciando una fase de inversión que vamos a terminar en septiembre. No hemos querido meternos en inversión privada hasta no tener un producto realmente validado, útil en la calle. Creo que esa primera búsqueda de financiación se puede conseguir a través de los organismos públicos.
-Llegados a un punto, la financiación privada parece que es necesaria para crecer…
Si tienes la suerte de tener unas ventas brutales, siempre se dice que tu mejor inversor es el cliente. En nuestro caso, no hemos hecho campañas de marketing, por lo que necesitamos dinero para tareas comerciales. Además es necesario para tomar unas métricas que nos faltan para la siguiente fase. La idea de que vas a estar facturando tanto desde el año dos como para no necesitar inversión es una utopía.
-Dijiste en una ocasión que era más fácil diferenciarse en una comunidad pequeña como Asturias. ¿Veremos a NeoSenTec en Silicon Valley algún día?
Eso nunca se puede saber, pero nosotros queremos bastante a nuestra tierra. Ahora vamos a hacer una oficina aparte para Lazzus, y también la vamos a montar en Asturias. No hace falta irse a Silicon Valley para crear una empresa. También creemos que si montamos algo allí podremos hacer crecer al entorno que tenemos a nuestro alrededor.
-Lazzus factura en Reino Unido, Alemania o España. ¿Cómo ves la expansión de este producto de aquí a cinco años?
Mi idea sería tenerlo en Europa, Estados Unidos, Canadá y LATAM, pero sobre todo en Estados Unidos y en Europa. Es un modelo básico, que tiene que terminar siendo el complemento del discapacitado visual.
-¿Cuándo comercializará NeoSenTec su propio hardware?
Ya tenemos una versión beta. Ahora tenemos en laboratorio una versión final que tiene casi la mitad de tamaño. Será tan reducida que se pueda poner en la patilla de una gafa. Esa la queremos sacar a finales de 2017, y en 2018 pretendemos iniciar su comercialización.
-¿Qué reto añadirías a la realidad aumentada?
La realidad aumentada es muy intrusiva. La persona cuando usa su móvil y te lo pone delante de la cara te saca de contexto. El reto de la realidad aumentada es hacer que ese dispositivo sea prácticamente invisible, ya sea a través de una gafa, un proyector o una lentilla.
-Entre tus proyectos destaca la creación de PlugCare, plataforma para la detección y tratamiento de enfermedades. ¿Cuál es el próximo reto médico para NeoSenTec?
Con PlugCare sacamos una app que era para ayudar a solucionar el vértigo posicional paroxístico benigno. Fuimos a los expertos, pero no nos dieron el feedback que nosotros esperábamos. Vimos que había mucha reticencia, que en el sector médico los tiempos de espera son muy largos, y decidimos pararlo. Ahora mismo no tenemos algo relacionado con este proyecto.
-En TEDxGijón comentaste que la evolución tecnológica va por delante de la evolución biológica. Sin embargo sigue existiendo esa reticencia en el sector médico…
Al final lo que estás haciendo es sacar a la persona de su zona de confort. Un médico tiene su forma de trabajar, se ha acostumbrado a eso, sabe que es bueno en eso y ya está. Por eso esa evolución tecnológica tiene que ser muy útil, como ha ocurrido con Lazzus.
-Hablando del miedo a lo desconocido, el final de tu ponencia en Gijón se cerraba con esta pregunta: ¿Estamos preparados para ello? ¿Lo estamos?
Yo creo que no. Tampoco estábamos preparados para todo esto que ha pasado con los móviles. Para lo que está por venir, que es todo lo que tiene que ver con los wearables y la realidad aumentada, seguramente no estaremos preparados, pero es lo suficientemente útil como para estarlo.