Las teorías de la comunicación se desarrollan ahora mismo entorno a las redes sociales. La espiral del silencio, por ejemplo, pero no es la única, ahora mismo son algo así como la teoría del gatekeeper. La explicación a esto es que son las que deciden lo que vemos y lo que no, las voces que lideran y las que tienen menos atención. Algunas voces son reprimidas, se borran contenidos, se eliminan cuentas, en definitiva, se gestiona la información que recibimos según las ventajas de los de arriba.
Las redes sociales son el lugar donde se ocultan las personas que tienen distintos problemas, y las que no también. Pero la inseguridad es la que reina en ellas, un abusón se siente mucho más poderoso detrás de una pantalla, escribir es gratis, y hacer sentir mal a las personas es algo que por desgracia hace sentir mejor a otras personas.
El continuo aumento de usuarios en redes como Facebook supone el aumento de situaciones que pueden parecer increíbles si pensamos en el año en el que nos encontramos. Asesinatos en directo, suicidios, acoso. ¿Es este el tipo de sociedad que queremos?
Nos vemos expuestos a todo tipo de opiniones cuando sucede un acontecimiento clave. En Facebook vamos a ver los dos extremos, vamos a ver a personas que se pelean detrás de una pantalla por defender sus ideales. Pero luego están las personas que miran en silencio, sin sentir que tienen la capacidad de expresarse. Pero es que entre tanta batalla de egos, puede ser que no encontremos nuestro lugar, y no es para nada nuestra culpa.
Por tanto, es necesario abrir un debate sobre la verdadera utilidad de las redes sociales. Ha quedado demostrado que afectan a nuestra salud mental, a lo mejor no tanto como pensamos, pero el caso es que lo hacen. Es necesario tomarse las redes sociales como lo que realmente son, un lugar que en el fondo es peligroso, que incita a todo tipo de delitos, y que hace que hasta el más débil pueda sentirse el mismo diablo escribiendo en “anónimo”.