Vivimos en un mundo cada vez más competitivo y más diverso. Por ello es muy compresible que exista un foco tan amplio en cuanto a liderazgo se refiere. Existen pocas cosas más dañinas que una empresa con un grupo de empleados talentosos trabajando para un jefe incompetente. Esto lo único que genera es un impacto negativo en el compromiso de los empleados, la moral y la efectividad.
Pero como todo en esta vida, existe un remedio para estos casos. Se pueden aplicar una serie de ideas para ayudar a crear un ambiente donde los líderes pueden actuar de forma más efectiva dentro de una empresa. Las compañías suelen utilizar los términos “jefe” y “supervisor” de manera intercambiable, ignorando el hecho de que existe una gran diferencia entre ellos. Cuando hablamos de liderazgo, tenemos que tener hablar de lo que significa el liderazgo efectivo. Puede sonar a que es un diferencia muy sutil, pero si no lo diferenciamos podemos generar implicaciones negativas dentro de un negocio.
Obviamente, las empresas siempre prefieren que sus jefes o supervisores sean grandes líderes, pero lo primero que deben entender es un buen liderazgo tiene que ver con la influencia, no con la autoridad. La mayoría de los trainings y de las ayudas se centran el que la persona sea más efectiva a la hora de realizar sus tareas. Y solo en contadas ocasiones se centran el comunicación y en el trabajo en equipo.
Una vez que el individuo se vuelve exitoso por sí mismo, el pensamiento universal es que puede asumir responsabilidades como las de supervisar a otras personas. El resultado es que podemos topar con líderes poco efectivos, esto es contraproducente.
Si la empresa de verdad está preocupada por crear un ambiente en cual se puedan desarrollar líderes efectivos, su meta debería ser centrarse en los empleados que más productivos puede llegar a ser e interactúan además con los demás en un ambiente cambiante.