Puede ser que nos provoque un estado inicial de shock, en el caso de Paul Walker por ejemplo, una persona tan joven que murió de una forma tan inesperada. Michael Jackson, que dejó una gran tristeza en todo el mundo. Y ahora, es el caso de Tom Petty que nos ha dejado a los 66 años.
No les conocemos, pero en cierta parte parece que sí. Nos hacen reír, llorar y emocionarnos, a veces incluso les podemos llegar a odiar. El caso es que la tristeza que sentimos puede parecer inexplicable teniendo en cuenta que nunca nos hemos ido a tomar un café con ellos.
Pero no es tan raro, al fin y al cabo estamos creciendo con ellos. Les vemos en la tele, en el cine, escuchamos sus canciones e incluso puede que hayamos ido a algunos de sus conciertos. Pueden convertirse en miembros de nuestra familia, lo que nos hace pensar además en las suyas, sobre todo aquellos que nos gustan de verdad.
También existen motivos más personales. Puede que siempre hayas querido ver tu carrera reflejada en la suya, y eso lo convierte en una pena más profunda si cabe. Nos recuerda a nuestra propia mortalidad.
En la era digital, el sentimiento de pérdida se intensifica como pasa con todo, y como todo también se cura y se va. Pero las noticias de la tele no son el único medio de información. Los cinco minutos que antes dedicaban los telediarios casi al final, se han convertido en un bombardeo de noticias en todas y cada una de nuestras redes sociales.
Todos los famosos expresan la tristeza por la pérdida de un amigo, compañero o ídolo. Somos criaturas sociales, y eso nos está trayendo muchos problemas en general.
Por otra parte, su muerte también hace que se recuerde su trayectoria. Artistas que han quedado en el olvido resurgen de sus cenizas para sacarnos un sonrisa, para que pensemos la importancia de esa persona, todos sus logros.
Tom Petty, no necesitaba carta de presentación, pero esperemos que su música suene allá donde esté.