Cifras para la reflexión en el inicio del curso. Viene un año llamado a diluir el espejismo de competitividad en el que vivimos instalados, efecto secundario de la sobredosis de fondos europeos tras la crisis del Covid-19. En los seis primeros meses de 2023, Barcelona ha captado 547 millones de euros en 67 operaciones de inversión en startups, frente a los 349 millones de euros aterrizados en Madrid a través de 73 operaciones.
Eso supone un descenso sustancial cercano al 50% en ambos casos, según los datos recopilados por la Fundación Bankinter. No es un escenario deseable, habrá que vigilar las causas y los efectos, pero no hay que alarmarse. Se trata de algo previsiblemente coyuntural.
De hecho, la impresión general acerca de nuestros dos principales hubs de startups es buena. El European Startup Scoreboard sostiene que las principales ciudades del continente en términos de inversiones semilla son Londres, París, Estocolmo, Berlín y Barcelona.
Ha sido muy celebrado el ascenso de Catalunya en el Regional Innovation Scoreboard, que mide aspectos como las condiciones del entorno, las inversiones, las actividades de innovación o el impacto. Ha dejado de ser un innovador ‘moderado’ y ha pasado a ser ‘fuerte’, con una puntuación de 105,9 puntos, por encima de la media. Mejora 27 puestos en el ranking europeo en sólo dos años, nada menos.
Pero ¿cuál es la realidad de nuestro ecosistema de impulso de las empresas innovadoras emergentes? ¿Qué veríamos en un espejo sin esas deformaciones que somos tan proclives a provocar? La consultora Pitchbook elabora un listado de las 15 ciudades del mundo por volumen de inversión del capital riesgo. En la última década, han ido alternando en el primer puesto, en diferentes fases, Beijing (China) y San Francisco (EEUU), pero desde el estallido de la pandemia la segunda no deja de ampliar la distancia que le separa de sus perseguidores.
Todo lo captado por Barcelona en los seis primeros meses del año equivale a lo invertido en San Francisco en apenas 3,5 días. En el caso de Madrid, la ciudad californiana mueve esos 349 millones de euros en apenas 2,2 días. Por debajo de la capital, ya no hablamos de días, sino de horas. Esa es la dimensión real de la brecha de competitividad respecto del líder. Y creciendo.
Si, como sucede en el tenis, nos comparamos con los territorios europeos más ‘humanos’ este es el resultado: lo que se ha invertido en Barcelona a lo largo de este semestre se capta en Berlín en dos meses, en París en mes y medio y en Londres en 15 días; en el caso de Madrid, Berlín iguala sus registros en un mes y una semana, París en 27 días y Londres en 10.
Podemos hacernos todas las trampas al solitario que queramos y componer las autojustificaciones más resultonas, pero como suelen decir los expertos en futurismo, con una prolífica escuela vinculada al sector científico-tecnológico en nuestro país, si quieres saber lo que será la innovación dentro de un tiempo sigue el rastro del dinero. San Francisco multiplica hoy por 10 los registros de Beijing.
Sólo en una operación de entre las de mayor entidad realizadas en España hasta junio han intervenido grandes corporaciones, y no sólo fondos, como inversoras: los 33 millones de euros captados por Trucksters, del sector del transporte y logística, con participación de Volvo Group Venture Capital y Continental’s Corporate Venture Capital Unit.
Un indicativo de que hay que apostar más por la tecnología para crecer en atractivo. También en las rondas más maduras, ese momento de la empresa en el que, como suelen repetir en salmodia nuestros innovadores, no queda más remedio que viajar a otros ecosistemas para seguir creciendo.
Ángela Pérez fundadora y actual vicepresidenta de desarrollo de negocio de Health in Code, me lo decía así: “Ya hicimos un build up en España y de las 12 empresas que había fusionamos cuatro; ahora estamos buscando oportunidades internacionales, pero será un americano el que llegue, nos compre y nos fusione con el alemán, el americano de turno y algún otro europeo”.
En una plaza céntrica de Dublín, el Royal College of Surgeons in Ireland (RCSI) amplía sus instalaciones con un ambicioso proyecto. “Leading the world in healthcare” (líder mundial en atención sanitaria) es el lema que se puede leer en los paneles que circunvalan la obra. Conocer nuestra situación real en el mapa de la inversión global en emprendimiento de base tecnológica no debe ser un motivo de desánimo, sino un acicate para recalibrar la brújula y marcar prioridades, sin confortables espejismos. Para decidir en qué queremos ser líderes. Y lanzarnos a ello.