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Este crustáceo podría ayudar a encontrar el lugar en el que se encuentra el desaparecido MH370 de Malaysia Airlines

Un equipo de geocientíficos de la Universidad del Sur de Florida ha creado un método que permite reconstruir la trayectoria de deriva y el origen de los restos utilizando las conchas de los percebes. Este nuevo método también podría ayudar a localizar los restos del Malaysia Airlines MH370, un Boing 737 con 12 tripulantes y 227 pasajeros a bordo que desapareció en extrañas circunstancias durante un vuelo regular de Kuala Lumpur a Pekín.

«El avión desapareció hace más de nueve años y todos trabajamos con el objetivo de introducir un nuevo enfoque que ayude a reanudar la búsqueda, suspendida en enero de 2017, lo que podría ayudar a dar algún cierre a las decenas de familias de los que viajaban en el avión desaparecido», explica Nassar Al-Qattan, recién doctorado en geoquímica por la USF y autor principal del nuevo estudio.

Según las señales de radar y de satélite, el avión se desvió de su trayectoria de vuelo, volando hacia el oeste durante más de ocho horas y desapareciendo finalmente en algún lugar sobre el Océano Índico. Los restos arrastrados a tierra en la isla Reunión, frente a la costa africana, más de un año después apoyan esta reconstrucción de los hechos.

El coautor y profesor asociado Gregory Herbert se sintió inspirado en el momento en que vio las fotografías del flaperón del avión recuperado –parte del ala y el primer resto confirmado procedente del avión desaparecido– cubierto de percebes.

«Inmediatamente empecé a enviar correos electrónicos a los investigadores de la búsqueda porque sabía que la geoquímica de sus conchas podía proporcionar pistas sobre el lugar del accidente», explica Herbert.

Como bióloga evolutiva y conservacionista, Herbert estudia los sistemas marinos con especial atención a los invertebrados marinos con concha, como las ostras, los caracoles y los percebes. Durante las dos últimas décadas, Herbert creó y perfeccionó un método para extraer las temperaturas oceánicas almacenadas en la química de las conchas de los invertebrados.

En primer lugar, el equipo de investigación realizó un experimento de crecimiento con percebes vivos en un entorno controlado. Los percebes y otros invertebrados marinos con concha hacen crecer sus caparazones a diario, produciendo capas internas similares a los anillos de los árboles. Los investigadores registraron cómo los cambios en la temperatura del agua modifican la química de las capas individuales, centrándose en los isótopos de oxígeno.

El oxígeno existe en tres isótopos estables: oxígeno 16, 17 y 18. Los isótopos de oxígeno se comportan químicamente de forma idéntica, pero debido a la ligera diferencia de masa, las moléculas de agua que contienen isótopos de oxígeno pesados tienden a evaporarse y precipitarse a ritmos diferentes. El agua fría del océano muestra un mayor nivel de isótopos pesados y el agua cálida del océano se ve mermada en isótopos pesados en favor de otros más ligeros. Los percebes incorporan los isótopos de oxígeno a medida que crezca su caparazón de carbonato cálcico (CaCO3).

Tras el experimento, invirtieron este proceso analizando la composición química de algunas conchas de percebe más pequeñas recuperadas del flaperón. Pudieron determinar la composición química y la temperatura del agua a medida que el animal vivo, adherido a los escombros y empujado por las corrientes marinas, se desplazaba a la deriva por el océano.

Con la ayuda de expertos en percebes y oceanógrafos de la Universidad Nacional de Irlanda Galway, combinaron los registros de temperatura del agua de los percebes con la modelización oceanográfica y generaron con éxito una reconstrucción parcial de la deriva.

«Lamentablemente, los percebes más grandes y antiguos aún no están disponibles para la investigación, pero con este estudio hemos demostrado que este método puede aplicarse a un percebe que colonizó los restos poco después del accidente para reconstruir una trayectoria de deriva completa hasta el origen del accidente», declaró Herbert.

Hasta ahora, la búsqueda del MH370 se había extendido varios miles de kilómetros a lo largo de un corredor norte-sur denominado «El Séptimo Arco», por el que los investigadores creen que el avión pudo planear tras quedarse sin combustible. Dado que las temperaturas del océano pueden cambiar rápidamente a lo largo del arco, Herbert afirma que este método podría revelar con precisión dónde se encuentra el avión.

«El científico francés Joseph Poupin, que fue uno de los primeros biólogos en examinar el flaperón, llegó a la conclusión de que los percebes más grandes adheridos eran posiblemente lo suficientemente viejos como para haber colonizado los restos muy poco después del accidente y muy cerca del lugar real del accidente, donde se encuentra ahora el avión. De ser así, las temperaturas registradas en esas conchas podrían ayudar a los investigadores a acotar su búsqueda», concluye Herbert.

Incluso si el avión no se encuentra en el arco, el estudio de los percebes más antiguos y grandes puede acotar las zonas de búsqueda en el océano Índico.

El estudio «A Stable Isotope Sclerochronology-Based Forensic Method for Reconstructing Debris Drift Paths With Application to the MH370 Crash» se publicó en la revista AGU Advances (2023). Material adicional y entrevistas facilitados por la Universidad del Sur de Florida.